Samsung paga por usar la tecnología de su matriz el doble de sus costes laborales
La carga de los 'royalties' es otro factor clave en las deslocalizaciones, según los expertos
La deslocalización no sólo va de buscar destinos con costes salariales más bajos. Los traslados de producción vuelven a plantear hasta qué punto las filiales de multinacionales pueden sufrir un problema de descapitalización debido a lo que deben pagar a su empresa matriz por usar su tecnología u otros servicios. Samsung, que cierra su planta española, pagó en royalties a su matriz coreana 43,3 millones de euros en 2003, un 5,3% de sus ventas y en contraste con sus 200.000 euros de beneficio. La carga de los royalties casi dobló la que supusieron los costes laborales, 23,2 millones de euros.
La práctica de pagar royalties es generalizada por parte de las multinacionales, que repatrían beneficios bajo este concepto de transferencias de tecnología. "Tan lógica y normal que, en el impuesto sobre sociedades español, existe una deducción por gastos en investigación y desarrollo (I+D) muy alta para incentivar esta actividad y paliar así el pago de royalties", señala el catedrático de Derecho Tributario de Esade Eduardo Berché. Para Berché, el pago de royalties "está claro porque la investigación no se ha hecho en España, sino en la central. Cómo se valoran ya es otra historia".
Ésta es exactamente la razón que aducen los portavoces de Samsung para explicar el elevado precio que pagan por este concepto: "La I+D se efectúa en la central. Es lógico y normal que el coste se reparta entre todas las filiales del grupo".
En general, en el pago por transferencia tecnológica, más allá del uso de la tecnología, hay que buscar razones fiscales. "Suele darse en países donde la tasa impositiva es elevada", recuerda el profesor de contabilidad de IESE Fernando Peñalba. Frente al impuesto que las empresas pagan por sus beneficios en España (35%), el tipo aplicado en Corea es del 16% hasta los primeros 100 millones de wons (la moneda de Corea del Sur) y del 28% a partir de esa cantidad.
Quizás por ello, en España, la legislación es "bastante penalizadora" en el pago de royalties a compañías ubicadas fuera del país", según Esteban Raventós, socio de Baker & McKinsey. La tasa impositiva que se paga en España por los royalties que se transfieren al exterior es del 25%. Sin embargo, en el caso concreto de Corea, el tipo es del 10%, debido a un convenio bilateral existente con este país. Todos los expertos enfatizan que Eslovaquia, país al que Samsung trasladará el grueso de su producción (los móviles irán a China), está atrayendo producción gracias a una larga lista de incentivos fiscales.
Tributación con caducidad
La tendencia de futuro en la Unión Europea apunta hacia la reducción de la fiscalidad por el pago en concepto de royalties. Todos los Estados miembros estarán obligados a partir del 1 de enero de 2005 a una tasa impositiva del 10% entre los socios de la Unión. Está previsto que la tributación desaparezca en 2010, explica Raventós.
La aparente desproporción en el caso concreto de Samsung, que está negociando las indemnizaciones a los 434 empleados afectados por el expediente de regulación de empleo (ERE) y que justifica el cierre por una bajada gradual de los beneficios y unas pérdidas futuras de 12,6 millones de euros entre 2004 y 2006, fue particularmente visible en 2002.
En ese año, la compañía pagó por utilizar la tecnología y otros servicios de la matriz coreana 51,6 millones de euros. Esta cantidad, que equivalió a un 6,4% de sus ventas de aquel ejercicio, más que dobló los costes laborales. En 2002 estos costes se elevaron a 20,7 millones y representaron un 2,6% del total de ingresos, según informes económicos elaborados por la propia Samsung.
Al consultar la balanza de pagos, se concluye que los royalties pagados por Samsung en 2002 supusieron un 2,7% de todos lo pagados por España ese año (1.918,2 millones, según los datos del Banco de España). Además, el dato contrasta también con el peso de las exportaciones de la filial española, que representaron un 0,35% de todas las exportaciones desde el país. Samsung exporta un 56,14% de lo que produce.
Antes de 2002, la desproporción, considerada "excesiva" por la mayoría de expertos consultados de organizaciones académicas, empresariales y sindicales, era similar o mayor. Así, los royalties pagados en 2000 equivalieron a un 1,3% de todos los pagados en España. La proporción se elevó al 2% en 2001. Y alcanzó el mencionado 2,7% en 2002. En los últimos tres años, la multinacional ha obtenido en España, en total, no más de 13 millones de euros de beneficios, pero en transferencia de tecnología la cifra asciende a cerca de 160 millones de euros.
El viejo debate sobre los royalties forma parte de la literatura sobre multinacionales. Emblemático fue el caso de Seat. Cuando el fabricante de automóviles tenía como accionistas a Fiat y al antiguo Instituto Nacional de Industria (INI), la empresa batalló por aliviar la carga de los royalties. En 1969, éstos igualaban los beneficios de Seat y suponían un 3% de sus ventas. Un año después, un acuerdo entre accionistas rebajó el pago al 2% del precio de los primeros 400.000 vehículos fabricados y al uno por mil en los siguientes.
Un directivo español con varias plantas en Asia reflexiona, tras pedir el anonimato, que "en el mundo de la deslocalización se producen salvajadas y los gobiernos deben intervenir. La cuestión de los royalties no es ajena". Otro director de una multinacional catalana añade que "la rentabilidad de las filiales puede depender de las ganas de la empresa matriz. Puede hacer lo que quiera con sus filiales jugando con los precios de transferencia".
"Impuestos revolucionarios"
La abogada de Cuatrecasas Carmen de Pascual apunta incluso a la existencia de lo que en fiscalidad internacional se conoce como "impuestos revolucionarios", que la matriz puede aplicar a sus filiales como "contribución general a los gastos de la empresa", como los contratos de management fee, en los que la central cobra servicios varios como contabilidad o auditoría.
"Todo es legal mientras no se incurra en abusos", apunta un experto en deslocalizaciones de una asociación de empresas.
El catedrático Antón Costas evoca que ha habido intentos por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para poner en marcha un código internacional de buena conducta que evite la descapitalización interesada de una fábrica por estrategia de la matriz.
Las multinacionales negocian con sus filiales cuánto deberán cobrarles por el uso de su tecnología. "Pero, aunque el valor de lo que se paga deba ser validado por Hacienda, la matriz siempre tiene la sartén por el mango. Sería importante reflexionar al respecto en la era de la globalización", subraya el diputado socialista experto en innovación Miquel Barceló.
El cierre de Samsung resucita el debate. A él se suman un drama social con la existencia de beneficios y un cuarto aspecto: los más de 30 millones que la empresa puede obtener al vender los terrenos de la planta, cuya compra facilitó el Gobierno de CiU un 40% más baratos que el precio de mercado.
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