4.000 policías evitan que las protestas lleguen a la sede de la conferencia
Nada menos que 4.000 efectivos policiales se encargaron de garantizar la seguridad de los 270 políticos, expertos y militares asistentes a la 40ª Conferencia de Política de Seguridad que concluye hoy en Múnich. En algunos barrios de la capital de Baviera colgaban carteles con un lema originario de la Guerra Civil española: "¡No pasarán!". El impresionante despliegue policial consiguió que unos cientos de manifestantes no pasaran. Sus gritos de "¡no a la guerra!" ni siquiera llegaron a percibirse en los alrededores del lujoso hotel sede de la conferencia.
Lo que no pudieron impedir las fuerzas de seguridad fue que la víspera del inicio de la conferencia, mientras los ministros de Defensa de todos los países de la OTAN deambulaban por el vestíbulo del hotel, a un guardaespaldas de la ministra francesa del gremio, Michèle Alliot-Marie, se le escapase un disparo de su pistola que rebotó contra el suelo y le dejara los pantalones chamuscados. Esquirlas de mármol se incrustaron en varias piernas y dejaron un saldo de seis heridos leves, entre ellos un cámara de la televisión italiana RAI, y un par de vecinos del descuidado guardaespaldas que sufrieron un "trauma auditivo". Asistidos en el puesto de primeros auxilios, los heridos se reincorporaron a sus actividades sin más problema que el susto.
En algunos barrios de Múnich colgaban carteles con el lema "¡No pasarán!"
Nada grave comparado con las penalidades sufridas por los periodistas acreditados, sometidos a un hacinamiento que, sin duda, provocaría la intervención de las autoridades de la Unión Europea encargadas de vigilar el transporte de ganado. No quedó ahí la cosa. Cuando el viernes saltó en Múnich la noticia de la dimisión del canciller Gerhard Schröder como presidente del Partido Socialdemócrata (SPD) en el centro de prensa de la conferencia no fue posible conectar con algún programa abierto de televisión en ni uno sólo de la media docena de monitores allí instalados. "Lo siento, esos monitores sólo pueden transmitir la conferencia en circuito cerrado", explicaban los responsables del centro de prensa. Mientras Schröder anunciaba su dimisión en Berlín, la prensa acreditada en Múnich podía contemplar la imagen fija de la sala vacía donde almorzarían los ministros de Defensa.
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