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FONDO DE OJO
Columna
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Extranjeros de lujo

Expresa Salvador Ruiz Gallud, director de la Agencia Tributaria, la ilusión de los responsables de Hacienda en lograr que se instalen en nuestro país mentes privilegiadas, sobre todo en el campo de los negocios, para lo cual se ha modificado el régimen tributario de los trabajadores extranjeros, que pasarán a tributar un 25% de sus ingresos en vez del tipo que les correspondiese en el anterior régimen, que sería del 45% de la mayor parte del salario, habida cuenta de los ingresos que se suponen a tan altos ejecutivos.

Puesto que para llegar a ese tipo de impuesto -el 25- es necesario obtener unas percepciones que rondan los 30.000 euros anuales, los efectos de la medida excluyen de forma casi automática a toda la clase de tropa que forman africanos, hispanos, y demás pueblos insignificantes, los cuales deberán darse por satisfechos si los trabajos realizados por sus súbditos están amparados con un contrato y pueden contribuir a las arcas del Estado español con la miseria de sus ínfimos impuestos, amén de con las paredes edificadas o los tomates recogidos.

La medida, además de injusta y discriminatoria, da que sospechar, ya que, a bote pronto, los únicos beneficiados que por el momento se conocen son los futbolistas y algunos equipos que los contratan, puesto que los sueldos de los mismos están afectados por la medida en su totalidad.

Los altos cargos que en las empresas trabajan, aquí y en el extranjero, suelen percibir sus emolumentos anuales de las formas más diversas e ingeniosas, lo cual les permite reducir el gravamen de los impuestos, siendo extraño que cualquier directivo de multinacional satisfaga al país que lo acoge y donde presta sus servicios los cuarentas o cincuentas por cien que debería en función de las altas rentas. Por tanto, parece una medida poco sofisticada -si en verdad lo que se pretende es la captación de personas que nos puedan enseñar lo que es gestión empresarial- el ofrecimiento que realiza nuestro gobierno, ya que sin duda es más barato cobrar en las Islas Caimán lo trabajado en el capitalismo occidental, que depositar en España la cuarta parte de lo percibido por esa misma función.

Por no hablar de la situación que se crea ante el sufrido español, que si es directivo con la remuneración propia de su cargo, verá injustamente reducidos sus ingresos frente al importado, además de modificado el mercado de trabajo, pues permitirá contratar a un extranjero con un coste anual para la empresa muy inferior al del compatriota.

Por ello, observar cómo juegan los beneficiados, será todo un lujo.

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