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Schröder dimite como presidente del SPD

El descontento del partido con los recortes sociales obliga al canciller alemán a ceder el poder

El canciller federal alemán, Gerhard Schröder, de 59 años, dimitió ayer de la presidencia del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Acosado por los barones del SPD, que le exigían desde una crisis de gobierno a un golpe de timón; amenazado por una ola de deserciones masivas de afiliados, con más de 40.000 bajas el año pasado, y cuesta abajo en las encuestas, con una intención de voto por debajo ya del 25%, Schröder renunció ayer a la presidencia del partido para concentrarse, según declaró, en la tarea de llevar adelante las reformas iniciadas en Alemania. La jefa de la oposición, la presidenta de la Democracia Cristiana (CDU), Angela Merkel, calificó la dimisión como el fracaso del canciller Schröder, "el comienzo del fin".

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Merkel añadió: "No puede gobernar Alemania quien no es capaz de imponerse en su propio partido". El candidato derrotado por Schröder en las elecciones de septiembre de 2002, el primer ministro socialcristiano de Baviera, Edmund Stoiber (CSU), exige la dimisión de Schröder como canciller "para que Alemania pueda salir adelante".

Schröder anunció en una conferencia de prensa de poco más de media hora en Berlín una nueva división del trabajo: él en la cancillería y el jefe del grupo parlamentario, Franz Müntefering, de 64 años, como sucesor al frente del SPD. La ejecutiva del partido que se reunirá hoy y un congreso extraordinario, a celebrar a finales de marzo, confirmarán a Müntefering en el cargo. Con Schröder dimitió también el máximo cargo ejecutivo del partido, el secretario general Olaf Scholz, de 45 años, castigado por las bases en el último congreso.

En los últimos días los palos le llovían al canciller Schröder por doquier. Socialdemócratas de muchos años, enfurecidos y decepcionados con lo que consideran traición a los principios tradicionales del SPD, se daban de baja con cartas en las que denunciaban los recortes sociales, las rebajas de las jubilaciones por primera vez desde el final de la guerra y una reforma fiscal, que lo que les mete por un bolsillo se lo saca por el otro con la obligación de contribuir a los gastos de sanidad. El nuevo presidente Müntefering tuvo que afrontar días atrás las iras de las bases en una reunión en la que lo abuchearon de forma inmisericorde. El clamor de las bases llegó incluso al interior de la "nave espacial", como llaman de forma un tanto despectiva a la dirección del SPD en Berlín. Schröder hizo un amago de frenar la protesta cuando la semana pasada dio a entender que había llegado el momento de impulsar las reformas con un ritmo más lento.

Ante la perspectiva de un año con 14 elecciones a la vista entre europeas, de presidente federal, legislativas en varios Estados federados y municipales de gran importancia, todo parece indicar que al SPD y a Schröder les espera un auténtico vía crucis electoral. El último sondeo, antes de conocerse la dimisión de Schröder, concede al SPD una intención de voto del 24% frente al 38,5% que obtuvo en las elecciones de septiembre de 2002, y a la CDU/CSU un 49%, que supondría la mayoría absoluta en el Parlamento federal (Bundestag). El barómetro de la tormenta subió más aún estos días. Varios pesos pesados, barones regionales del SPD asustados ante la perspectiva del fracaso electoral, exigían una crisis de gobierno y la destitución de los ministros que han mostrado mayores cotas de incompetencia. Wolfgnag Jüttner, presidente del SPD de Baja Sajonia, el Estado natal de Schröder, pidió destituir a los ministros más desgastados, "cuya reputación no es de lo mejor".

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Schröder ha optado por ofrecer su propia cabeza al frente del SPD, una baza importante, para salvar lo principal: la gobernabilidad y su puesto en el Ejecutivo.

Con Müntefering a su lado, un rictus de amargura en la cara y gesto grave, Schröder reconoció que renuncia a regañadientes a la presidencia del SPD para concentrarse de lleno en la tarea de gobernar. Expresó el canciller la intención de llevar adelante su programa de reformas con el apoyo de Müntefering desde el partido y el grupo parlamentario. El nuevo hombre fuerte del SPD desempeñará los dos cargos; es una figura popular en el partido, donde cuenta a su favor con el llamado olor a cuadra, que caracteriza a los socialdemócratas que han recorrido de abajo arriba casi todos los puestos posibles.

El único momento de relajación de la rueda de prensa se produjo cuando Müntefering dijo que, junto al de Papa, la presidencia del SPD es el puesto más importante del mundo. A continuación expuso Müntefering un lúcido análisis de la crisis del SPD "que afecta sobre todo a mi generación, la que tiene entre 55 y 70 años, que todavía cree que tenemos un saco lleno de dinero en el sótano; pero, por desgracia, no es así". Esa gente, a su juicio, piensa que el crecimiento económico "es una ley natural" y no se dan cuenta de los cambios provocados por la globalización y los tres años de estancamiento".

El presidente de las Juventudes Socialistas, Niels Annen, resumió con crudeza la crisis del SPD: "La gente tiene, con razón, la sensación de que las reformas sólo afectan a los más débiles. El SPD está a punto de renunciar a uno de sus signos de identidad de 140 años de historia: la justicia social".

El canciller alemán, Gerhard Schröder, durante la rueda de prensa celebrada ayer en Berlín en la que anunció su renuncia a la presidencia de su partido.
El canciller alemán, Gerhard Schröder, durante la rueda de prensa celebrada ayer en Berlín en la que anunció su renuncia a la presidencia de su partido.EPA

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