Los otros riesgos laborales

No es ningún secreto que trabajar un número excesivo de horas, hacerlo en posturas incómodas, permanecer de pie durante un tiempo prolongado o tener que levantar cargas en la jornada laboral son factores que pueden provocar problemas de salud. Pero si a la condición de trabajador se une la de gestante, los riesgos se disparan, tanto los que afectan a la mujer, como al feto.

Hay estudios, como el desarrollado por la Asociación Médica Americana que indica que por encima de la vigésimocuarta semana de gestación (unos seis meses), jornadas laborales en los que se esté de pie más de cuatro horas pueden tener un impacto en el embarazo. Otros trabajos relacionan trabajar más de 46 horas a la semana con partos prematuros (por debajo de las 37 semanas), e incluso con el nacimiento de niños con bajo peso (por debajo de los 2,5 kilogramos). A ello se suman los problemas que pueden repercutir en la circulación de las embarazadas, especialmente en las piernas, o musculoesqueléticos, sobre todo el dolor lumbar.

Los estudios relacionan los partos prematuros con trabajar más de 46 horas por semana

Una de las principales causas de molestia en la mujer y problemas para el feto tiene su origen en los trabajos relacionado con las actividades de carga física, la manipulación manual de cargas, el desarrollo de tareas repetitivas o posturas incómodas prolongadas, relativamente frecuentes en empresas extendidas en el tejido industrial valenciano como las de zapatos, o clasificación hortofrutícola. Para definir y evaluar estos factores de riesgo, así como servir de guía a medidas dirigidas a adaptar el puesto de trabajo a las condiciones especiales de las gestantes , el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) presentó ayer el método ErgoMater, una guía dirigida a los técnicos de prevención de las empresas, en cuyo desarrollo han colaborado junto al IBV especialistas de las mutuas de accidentes de trabajo Muvale y Unión de Mutuas, además de la Asociación Salus Vitae.

El documento establece 19 criterios de riesgo como estar más de una hora seguida en una posición fija, de pie más de cuatro horas en una postura determinada o con desplazamientos, trabajar de rodillas o cuclillas o estar sentada más de dos horas sin posibilidad de moverse. Además, establece recomendaciones que van desde instalar suelos antifatiga que favorecen el retorno venoso a proporcionar sistemas de apoyo para los pies.

En el caso de que exista un riesgo claro para la salud, las trabajadoras pueden solicitar a su empresa un cambio de puesto laboral e incluso, si éste no es posible, una suspensión temporal del contrato por riesgo, gracias a una ley aprobada hace cinco años. Rosario Ballester, respresentante de la Unión de Mutuas que participó en la presentación del documento, explicó ayer que lo primero que tienen que hacer las mujeres que tengan problemas es consultar a los servicios de prevención de la empresa -generalmente ejercidos por una mutua- , encargado de confirmar que existen riesgos para la salud de la trabajadora. Con ello y junto a la confirmación del embarazo por parte de un especialista de la red sanitaria pública, el paso siguiente es dar recomendaciones al empresario para adaptar el puesto de trabajo y, si no es posible, trasladar a la mujer a un lugar exento de riesgo. Si no existe, y la mujer ha cotizado más de 180 días los últimos cinco años, puede acogerse a una baja temporal. En este caso, existen bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social que paga el empresario para fomentar la contratación de un sustituto. "Es importante que se sepa que existe esta posibilidad, ya que hay mujeres que adelantan la baja maternal por problemas de salud pudiendo acogerse a esta baja temporal sin restar días a la libranza por maternidas", señalaron ayer los especialistas que han trabajado en el documento.