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VISTO / OÍDO
Columna
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El dolor en campaña

Tres hechos llamativos coinciden entre sí y con la campaña electoral, no declarada pero apresurada. Uno es el espionaje, descubrimiento y utilización del caso de Carod Rovira con ETA. Otro, la manifestación frente a los Premios Goya de las víctimas del terrorismo. El tercero, el viaje nacional del autobús de Basta Ya, movilizador del antiterrorismo. Pueden levantar el dolor genuino de todos y convertirlo en votos para el PP, que no es mas víctima del terrorismo que el PSOE -no he contado los muertos: sería una vileza-; pero el candidato gubernamental de las víctimas está acusando simultáneamente al candidato de la oposición de romper el pacto antiterrorista. Que nunca debió haber aceptado. El PSOE no se ha quedado nunca atrás en la lucha contra ETA y el terrorismo: al contrario, fue víctima de las acusaciones del PP por su manera de hacerlo, y que llevó a los suyos a la cárcel, a Aznar a la presidencia y a Felipe González a la despedida de la política.

Ninguna de aquellas cosas que le sucedieron y las que le sucederían después abonan la idea de que hay que pactar con el PP, sino tener una política propia. No la anterior, sino la de la buscada reconstrucción del partido. Pactar en la lucha antiterrorista por vengar a sus concejales y a sus militantes muertos parece que es seguir una política de tremendismo que está consiguiendo esta desgracia de abonar los nacionalismos : en Cataluña hay ya más solidaridad con Esquerra por la campaña de Madrid; Ibarretxe está aprovechando en el País Vasco esta ferocidad adjetiva del PP para lanzar su plan, o proyecto, o lo que cuernos sea.

Nunca había estado la proclama independentista tan fuerte y tan dura, porque se la ha convertido en el gato encerrado, con amenazas de cárcel y suspensiones de partidos y de periódicos. Si el PSOE no hubiera dado golpes de muerte a su doctrina sería enemigo del nacionalismo por internacionalista, por su Internacional Obrera, y no por el españolismo de Aznar y los suyos, el franquismo y, eso sí, la lealtad a sus propias doctrinas. Hacer pactar con el españolismo al internacionalismo, olvidar la lucha contra la fragmentación del pueblo, dejarse arrebatar la consigna de "estar con las personas" por quien ha encontrado publicidad en esa palabra, le lleva a esto: a que el dolor de todos -todos somos víctimas del terrorismo- se pueda volcar a favor del franquismo redivivo.

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