El 'botellódromo'
El Ayuntamiento jiennense de Alcalá la Real habilitará un antiguo silo como zona de ocio juvenil
Los jóvenes de Alcalá la Real están de enhorabuena. El Ayuntamiento de este municipio jiennense de 22.000 habitantes, ubicado en plena Sierra Sur y gobernado en mayoría por el PSOE, ha decidido plantarle cara al fenómeno del botellón y atender tanto las demandas de los jóvenes como las de los sufridos vecinos. Estos últimos condenados a vivir, día y noche, los efectos secundarios del botellón durante los fines de semana. Ruidos nocturnos, calles sucias, botellas rotas y, con frecuencia, olores que dejan mucho que desear son algunos de los testimonios que se pueden recoger, las mañanas de los sábados y domingos, en la plaza de El Campero, en pleno centro urbano de Alcalá la Real.
La estampa es muy similar a la que se vive en otros pueblos y ciudades, y muy conocida por los vecinos que representa María José Nieto, presidenta de la asociación vecinal Parque El Campero. "Es verdad que no todos los chicos se comportan igual, pero la educación de algunos deja mucho que desear", cuenta Nieto. Durante los dos últimos meses, los vecinos de los alrededores del parque se han organizado para instar a los casi 500 chicos que llegan a concentrarse durante los fines de semana a recoger lo que ensucian. "Incluso hemos llegado a fotografiar el estado lamentable en la que queda la plaza", añade Nieto, que afirma que "la solución no pasa por la prohibición".
Por eso, el alcalde, Manuel León, y su equipo de Gobierno han decidido habilitar parte de los 5.000 metros cuadrados de un antiguo almacén de grano, gestionado por el Ayuntamiento, como zona de reunión y ocio juvenil para los fines de semana. "No queremos crear un gueto para los jóvenes ni trasladar los problemas de una zona de la ciudad a otra, sino buscar una salida satisfactoria", afirma León. Para ello, el consistorio destinará 65.000 euros para acometer, a partir del próximo mes, las obras de mejora en el edificio que popularmente se está empezando a conocer como el botellódromo. El recinto contará con una zona al aire libre y otra cubierta con capacidad suficiente para organizar talleres, conciertos y otras actividades, adelanta Rafael Romero, concejal de Juventud. "Y cumplirá con la ley en cuanto a los requisitos de seguridad e higiene que requieren estos locales", añade Romero.
Los jóvenes alcalaínos también han tenido voz en esta decisión. Una encuesta realizada por el área de Juventud a 600 jóvenes en los institutos e, incluso, en la misma plaza El Campero, reveló que, entre las alternativas ofertadas, cerca del 50% de los encuestados se decantaron por el "traslado" al silo comarcal. También se les pidió que especificasen qué tipo de condiciones debía reunir el local y en qué clase de actividades les gustaría participar. Las demandas más requeridas fueron cuartos de baño, mesas y asientos, y los conciertos musicales por encima de cualquier otra actividad. A Rosa Vera, una joven de 19 años, la idea le parece positiva, "aunque hay que ver en qué se queda", advierte. Como la mayoría de sus coetáneos, Rosa cree que "con el botellón no se acabará nunca". "La mayoría somos estudiantes y las entradas a las discotecas son caras, además, la bebida suele estar adulterada y es de garrafón. Si la compramos nosotros, al menos sabemos lo que bebemos", afirma la joven.
Este mes, el Ayuntamiento tiene previsto aprobar una ordenanza que limite el consumo de alcohol en determinados lugares públicos y, al mismo tiempo, que regule el botellódromo.
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