Fusiones de empresas: signo de recuperación
ANTES, CUANDO LAS FRONTERAS todavía existían para lo económico, uno de los signos que anunciaban la llegada de los buenos tiempos era el consumo de cemento. Ahora, en la era de la globalización, esa señal de atención ha sido sustituida por la fusión y adquisición de empresas. Si se concentra el número de éstas -anunciado por Marx y Engels en 1848, en el Manifiesto Comunista, en una de las escasas profecías en las que no se equivocaron- es que está a la vista un periodo de bonanza.
Según la agencia Bloomberg, en 2003 el número de fusiones y adquisiciones en todo el mundo creció, respecto al año anterior, un 4,7%: se realizaron operaciones de concentración del capital por valor de 1,18 billones de dólares. La actividad ha crecido, aunque todavía no se han superado los resultados récord del año 2000, en el que los bancos de inversión intermediaron por valor de 2,9 billones de dólares. Se estaba entonces en el cenit de la burbuja tecnológica y de la ilusión de una sociedad del conocimiento sin límites en los incrementos de la productividad. Lo que no ha variado entre entonces, y hoy es el ranking de los bancos de inversiones en el negocio de las fusiones: Goldman Sachs, Morgan Stanley y Citigroup, los tres norteamericanos.
Las fusiones empresariales tienen una extrema complejidad. Sólo una minoría alcanza los objetivos que se propuso. El sector más dinámico es el de los bancos americanos, que se fagocitan permanentemente
Las últimas operaciones afectan a sectores punta como la industria farmacéutica, el financiero, seguros o discografía, etcétera. En todas ellas, la primera medida que se toma es la reducción de costes salariales mediante el despido de miles de trabajadores.
El más cercano intento en el tiempo es el anuncio de una OPA (oferta de adquisición de acciones) hostil del grupo farmacéutico francés Sanofi-Synthélabo -fruto de la fusión de las dos empresas del mismo nombre- sobre el grupo franco alemán Aventis, producto de la fusión de la francesa Rhône-Poulenc y la alemana Hoechst. Por el momento, el Consejo de Administración de Aventis ha rechazado la compra. De lo conocido hasta ahora surgen varias cuestiones: ¿Dará lugar esta OPA a una revolución en el sector farmacéutico, cuyas dos primeras empresas mundiales son Pzifer y GlasoSmithKleine? ¿Cómo reaccionarán las otras gigantes de la farmacia como Novartis o Roche? Ha sido sorprendente, que tras conocerse las condiciones de la OPA entre dos empresas privadas, se haya mencionado la intervención del canciller Schröder y del presidente francés, Jacques Chirac, que pueden hablar de la fusión y sus costes sociales en su anunciada reunión del 9 de febrero próximo.
El sector bancario norteamericano es el más dinámico en este tipo de operaciones. En realidad, los bancos de EE UU llevan fagocitándose ininterrumpidamente desde los años ochenta. Los dos últimos movimientos han tratado de disputar el segundo puesto de la clasificación (el primero lo ocupa Citigroup, que se destacó tras la compra de Travelers, en 1998). El pasado mes de octubre, Bank of América compró FleetBoston por casi 50.000 millones de dólares, y se situó el segundo lugar; hace pocos días, y como reacción a este matrimonio, JP Morgan Chase (fruto de la unión entre JP Morgan y el Chase Manhattan Bank, segundo mayor colocador de bonos del mundo y mayor prestamista planetario de empresas) adquiría Bank One, sexta entidad americana y tercera en tarjetas de crédito. ¿Qué harán entidades como Wells Fargo o Wachovia para no quedarse descolgadas de la lista?
Este pasado año fue también testigo de la fusión de dos gigantes bancarios, Crédit Agricole y Crédit Lyonnaise para formar la primera entidad francesa. ¿Será 2004 el escenario de la fusión de los grandes bancos alemanes Deutsche Bank, HypoVereinsbank, Commerzbank y Dresdner Bank, como se rumoreó hace poco, para evitar que cada uno de ellos, por separado, caiga en manos de un competidor extranjero?
El éxito de estas complicadísimas fusiones sólo lo obtiene una minoría de ellas. Depende de las personalidades en liza, de la complementariedad de la cultura corporativa y de la estrategia empresarial.
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