_
_
_
_

El caníbal alemán, condenado a 8 años y medio por homicidio

El hombre que mató y devoró a su víctima podrá salir a la calle en cuatro años

Armin Meiwes, el caníbal de Rotemburgo, el técnico de ordenadores de 42 años que en la madrugada del 10 de marzo de 2001 mató, descuartizó y devoró al ingeniero de 43 años Bernd Jürgen Brandes, podría estar en la calle en cuatro años y medio y disfrutar de los derechos de autor que sin duda le reportarán sus memorias y la película sobre su vida.

La Audiencia de Kassel falló ayer que Meiwes cometió un delito de homicidio, pero no es culpable de asesinato, y lo condenó a ocho años y medio de prisión. El canibalismo no figura tipificado como delito en el Código Penal alemán.

La excelente conducta de Meiwes en la cárcel hará que le concedan la libertad tras cumplir dos tercios de la pena. Esto, unido al año que lleva preso, hizo que su defensor exclamara al conocer la sentencia: "Ha sido una victoria por puntos para nosotros. A mediados de 2008 estará en la calle". El fiscal declaró que recurrirá la sentencia ante el tribunal federal.

El juez del proceso, Volver Mütze, tuvo que admitir la complejidad del caso. El canibalismo se mueve en una jurídica tierra de nadie en Alemania. El fiscal intentó que se condenase al caníbal por asesinato, por haber actuado por una motivación rastrera para satisfacer sus aberraciones sexuales. El defensor planteó su alegato como un homicidio a petición de la víctima, casi un caso de eutanasia. El ingeniero devorado por Meiwes lo deseaba e incluso juntos intentaron comerse el pene, previa amputación y cocción en la barbacoa. La dureza del apéndice viril les hizo quedarse en el intento. En la madrugada, Meiwes dio la puntilla a su socio de perversión, a quien había conocido a través de Internet. Tras citarse en la estación de Kassel y dirigirse al caserón de los horrores, donde Meiwes vivía solo tras la muerte de una madre dominante, iniciaron el macabro ritual, que grabó en un vídeo de cuatro horas y media que el tribunal examinó con suma atención.

El fiscal argumentó que Meiwes grabó la cinta para utilizarla en sus masturbaciones. El juez no admitió esta tesis y argumenta que la grabación pone de manifiesto que Meiwes no experimentó placer sexual al descuartizar a Brandes. En el vídeo se escucha a Meiwes decir, mientras da la puntilla a la víctima: "Ahora te libero de tus penas". Después Meiwes procedió a trocear la carne, que guardó en el congelador para comerla poco a poco. La policía encontró todavía 10 kilos en porciones. El juez considera que se encontraron dos mentes trastornadas que dieron rienda suelta a sus perversas fantasías. Los psiquiatras forenses constataron que Meiwes es del todo consciente de sus actos y no sufre trastornos que permitan internarlo en un establecimiento psiquiátrico. Por ese motivo Meiwes pudo ser juzgado y condenado.

El caso del caníbal de Rotemburgo ha sacado a relucir la existencia de una subcultura del canibalismo en Alemania que se relaciona a través de la Red. En el caserón de los horrores de Meiwes, la policía encontró hasta 12.000 correos electrónicos y 1.616 bancos de datos con fotos de canibalismo. Meiwes había establecido contacto con otros aficionados a la carne humana que se prestaban para asistirle en sus trabajos e incluso ser devorados. El caníbal de Rotemburgo presenta el aspecto de señor de buenos modales, vecino perfecto, dispuesto a ayudar, podría ser el yerno ideal. En la cárcel, su conducta es intachable, ayuda a otros presos a redactar documentos y ya ha anunciado su intención de escribir libros para evitar que otros sigan su ejemplo.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_