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Reportaje:

"¿Por qué no se tiró la jaula?"

Dos compañeros del joven fallecido en el derrumbe de Cádiz critican al Ayuntamiento

Almudena Timoteo, de 15 años, y Pedro Consegliere, de 12, no pudieron acceder ayer a la antigua academia de artillería, sitio que llamaban la jaula, donde el pasado 16 de enero falleció Manuel Gallardo Selma, de 15 años, por el derrumbe de parte de estos viejos cuarteles militares, de propiedad municipal. La puerta principal, por donde solía entrar su amigo, esta ahora cerrada a cal y canto. Y con un vigilante de seguridad.

"Ya es tarde para poner seguridad o lo que pongan", lamentaba Pedro, uno de los autores de una carta al director publicada días atrás en Diario de Cádiz en la que, bajo el título Hoy ya es tarde, acusan al Ayuntamiento de Cádiz de actuar con negligencia. "¿Por qué decimos que es una negligencia? Pues porque ese lugar es una zona en ruina (...) se usa a diario (...) y es frecuentado por niños para jugar al fútbol. En fin, un lugar de tránsito que no está ni vallado, ni precintado, ni con vigilancia y sin seguridad. Nada", lamentan los autores de este escrito.

Almudena y Pedro ratificaron ayer el contenido de sus denuncias. Especialmente conmovida se mostró Almudena, amiga íntima del fallecido. "Era amigo del colegio y salía también con él los fines de semana. Cuando nos enteramos de la noticia no nos lo creíamos. Era una persona muy cercana para mí. Los amigos todavía no lo hemos asimilado porque no podemos creer que un niño de 15 años ya haya terminado su vida. Es muy fuerte", detalla Almudena.

Esta chica explica el sentido de la carta: "Era la mejor manera de expresar nuestros sentimientos y para decir que es una negligencia. Para que nos escuchen a los adolescentes". Almudena dice estar segura de la responsabilidad municipal. "Esas casas estaban en ruinas, porque, si no estuvieran en ruinas, no se hubieran caído por el simple hecho de tirar una piedra. Además, esas casas se iban a tirar hace ocho meses y no se hizo. No entendemos por qué no, si esas casas estaban allí para nada", sostuvo.

Sin sentido

Pedro sólo conocía de vista a Ito, como llamaban al menor fallecido, pero asegura haber sentido su muerte. "No estoy dolorido como otros, pero me siento mal porque estoy acostumbrado a ver el ambiente y toda la gente está triste", lamenta Pedro, quien se muestra "convencido" de que este trágico episodio no tiene ningún sentido. "Es que es injusto lo que ha pasado. Los chiquillos no estaban haciendo allí nada malo y como esos edificios no estaban ni precintados ni nada, por culpa del Ayuntamiento ha perdido la vida un compañero. Eso estaba en ruinas, estaba previsto tirarlo, porque no lo han tirado ya", pregunta este menor. "Allí no han puesto seguridad. ¿Hay alguna respuesta para eso? ¿Por qué no estaba precintado?", añade.

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Este chico confirma que amigos suyos acudían a diario a estos terrenos a jugar al fútbol. "Y bandas de música en las que están mis amigos que ensayaban allí y agrupaciones de carnaval [el coro Los Entendíos del autor Kiko Zamora y otros colectivos, como la asociación de ayuda Elencrys]". Pedro confiesa que él también acudió en una ocasión a un "partidito". "Pero no volví nunca más porque eso estaba en ruinas", aclara.

Almudena y Pedro reconocen que Ito, al igual que los otros dos chicos que resultaron heridos en el accidente, no debían estar allí, aunque justificaron la actitud de sus compañeros remitiéndose a su comunicado. "Ir a este tipo de sitios y hacer este tipo de cosas son cosas de niños. Si los adultos sois los responsables, ¿por qué no habéis tomado las precauciones necesarias o simplemente lo tirasteis hace tiempo? Se podría haber evitado la muerte de nuestro compañero Ito. La gente de nuestra edad tenemos principios y los adultos no pueden juzgar todo lo que hacemos y decir: ¿qué hacían esos niños allí? Somos niños y la cuestión no es ésa, sino: ¿qué hacían esas casas allí?", recoge el comunicado.

Ambos concluyen con el mismo deseo: "Que esto no vuelva a ocurrir". Con esta premisa, exigen al Consistorio que "eviten que se puedan repetir accidentes como éstos". "Qué tiren todos los edificios en mal estado que para eso se pagan impuestos", concluye Pedro. Almudena apostilla en nombre de todos los autores de la carta: "Queremos expresar nuestro dolor (...) Pensamos que en parte tenía el Ayuntamiento culpa (...) y decir que hoy ya es tarde, ya es tarde para colocar vallas, carteles o vigilancia porque nuestro amigo se ha ido y nunca más volverá. Ito, nunca te olvidaremos".

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