Rogerio Sganzerla, símbolo del cine marginal brasileño

El cineasta Rogerio Sganzerla, que falleció víctima de un tumor cerebral el pasado jueves, día 22, en el hospital del Cáncer de São Paulo, estaba considerado como el símbolo brasileño del cine marginal. Con su obra O bandido da luz xermelha (1968) innovó el cine brasileño, dando una visión diferente de la marginalidad de la ciudad de São Paulo, que en estos dias celebra solemnemente el 450º aniversario de su fundación.

Sganzerla inauguró un cine nuevo como blanco de ironía, lo que produjo una ruptura. Su obra O bandido es una trama policial, de ficción científica y espíritu documental de la ciudad, que se inspira en un asaltador de pisos que en los años sesenta se hizo famoso porque se entretenía en conversar con sus víctimas antes de matarlas.

El año pasado, Sganzerla recibió el premio de mejor director de cine por su obra O signo do caos, que aborda el paso por Brasil del cineasta americano Orson Welles en el 1942. Con Sganzerla, Brasil se abre al cine moderno, influenciado por Godard en filmes como Acossado y Alphaville. Crítico de cine desde los años sesenta, tiene reunidos sus artículos publicados en el diario paulista O Estado de São Paulo con el título Por un cinema sem limites.

El fallecido director de cine había nacido en 1946 en Joacaba, en Santa Catalina. Tras la celebración de las exequias de sus restos mortales en rito religioso budista, con lecturas sagradas y quema de incienso, su cuerpo fue incinerado en el cementerio Vila Alpina de São Paulo.

Sus amigos quisieron dejar constancia de que la muerte de Sganzerla no supone la desaparición de la esencia del artista, la cual permanece viva. Según los críticos, la obra del fallecido Sganzerla, que como ha afirmado el ministro de Cultura, el compositor y cantante Gilberto Gil, será "un ejemplo para el cine brasileño y las futuras generaciones", aún no ha sido del todo estudiada. Y es que Sganzerla era un personaje inconformista, irónico, de humor ácido, que no dejaba piedra sobre piedra, y que nunca quiso crear escuela porque su lema era que "nadie imitara a nadie" para poder tener "una mirada propia".

Su obra nunca fue convencional y él la llamaba el "anticine". Se consideraba un artista "no convencional" y decía que su obra estaba "fuera de la ley". Según el cineasta y amigo suyo Carlos Herbert, de la Academia Cinematográfica Brasileña, Sganzerla "acrecentó nuevos elementos al lenguaje cinematográfico" y fue un auténtico "divisor de aguas".

El finado cineasta, que dejó un guión completo inédito para una nueva película, titulada Luz nas trevas, tenía también su corazonzito amoroso: su musa y actriz de todas sus películas, su mujer, Helena Iguez.-