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Perfil | Jósé Luis Olivas

El salto del 'número dos'

José Luis Olivas fue elevado el pasado 15 de enero a la presidencia de Bancaixa, la primera caja de ahorros valenciana y tercera de España, por unanimidad en virtud de un currículo estrictamente político entre cuyos hitos destaca el cargo de ex presidente de la Generalitat Valenciana.

Olivas nació en Motilla del Palancar (Cuenca) hace 51 años. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, está casado y tiene dos hijas. Se inició como profesional en Valencia en el despacho de Emilio Attard, histórico dirigente de Unión de Centro Democrático. Se afilió al partido y logró un acta de concejal por Valencia en las primeras elecciones municipales de la democracia, en 1979. El descalabro de UCD en 1982 le llevó a ejercer como profesional, una etapa que culminó como abogado de la Federación de Hostelería de la patronal valenciana.

Volvió a la política como número dos de la candidatura municipal por Valencia de Alianza Popular en 1987. Cuatro años después, como número dos de Rita Barberá, se incorporó al equipo de gobierno municipal que formó el Partido Popular con apoyo de Unión Valenciana.

El salto vendría de la mano de Eduardo Zaplana, quien le situó como número dos del PP valenciano en 1994, le nombró consejero de Hacienda en 1995, le elevó a vicepresidente primero tras las elecciones autonómicas de 1999 y le cedió la presidencia de la Generalitat Valenciana cuando fue designado ministro de Trabajo en julio de 2002.

Olivas se tomó unas vacaciones cuando cedió la Generalitat a Francisco Camps en junio de 2003. Ahora vuelve a la palestra como presidente de Bancaixa y asegura que su trayectoria le avala. Como responsable de las arcas de la Comunidad Valenciana multiplicó la deuda pública, que pasó de 2.656 millones de euros a finales de 1995 (6,4% del PIB regional) a 7.525 cuando cedió el poder en 2003 (10,7%). Desde la Generalitat recurrió a las cajas para financiar Terra Mítica o el hospital de Alzira, un centro público de gestión privada. Y clamó contra los socialistas cuando propusieron como vicepresidente de Bancaixa en 2000 a un ex director general de Trabajo.

Ahora dice que el consejo de la caja valenciana, que incluye a dos destacados socialistas, "no está politizado, es representativo". Su ambición es convertir Bancaixa en una "referencia" de ámbito estatal y cree que su proyección pública favorece su empeño. Dispone de seis años para culminar su "alejamiento definitivo de la política" sin defraudar la unanimidad que le llevó al cargo.

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