Investigación en la Antártida
Como investigador antártico, lo menos que puedo agradecer al Rey es su visita a las bases que España tiene en aquellas tierras. Pero no nos engañemos, la investigación en nuestro país no goza de facilidades. He tenido ocasión de comprobarlo en otros compañeros y en mis propias carnes.
Doctorandos sin contratos, compañeros con contratos precarios, doctores que viajan mendigando el dinero para viajes y gastos, incluso algunos compañeros que tienen que renunciar a sus sueldos para desarrollar algún proyecto en la Antártida es la siuación normal. Cuando un investigador propone un proyecto se ve sometido, como es natural, a un control de la calidad del mismo, pero no es tan lógico que se disminuya, de manera casi automática, el presupuesto del proyecto en un 30% o 40%, por lo que muchas veces los investigadores intentan abaratar los proyectos, y suele ser a costa de los gastos de dietas y viajes, para, al menos, conseguir que la parte puramente científica se vea lo menos alterada posible.
El resultado final es que entre el personal que allí trabaja suele haber unas diferencias en las dietas que se cobran de, al menos, dos o tres veces. Un militar, por hacer su trabajo de mantenimiento o logística, recibe, al menos, tres veces el salario de un científico, y un logista civil, más del doble.
¿Cómo pretenden que los científicos sigan, año tras año, renunciando a su familia o vacaciones de Navidad durante dos o tres meses y acumulando el trabajo de la Universidad para que no se note su prolongada ausencia?
Seamos sinceros y admitamos que el trabajador que menos consideración tiene en la investigación antártica, pese a que todo gira a su alrededor, es el científico.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.