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Entrevista:

"Nadie puede dudar de que Francia quiere acabar con ETA"

Cécilia Sarkozy, esposa del ministro francés del Interior y biznieta del compositor Isaac Albéniz, asiste en silencio a una parte de la entrevista. No hay duda de que esta mujer de 46 años, de ascendencia española, tiene que ver con el tirón del ministro hacia los vecinos del sur. Una inclinación abruptamente sometida a prueba por el propio jefe del Gobierno español, José María Aznar, quien acaba de enorgullecerse de que, gracias a él, España ha dejado de estar bajo influencia francesa "por primera vez desde 1800". Poco deseoso de polemizar en vísperas de su visita a España, Nicolas Sarkozy opta por restar importancia a los conflictos entre Madrid y París.

Pregunta. Viaja usted a España en una época bastante tensa de las relaciones entre los respectivos poderes ejecutivos.

"Ningún compromiso con ETA. El reloj marca la misma hora a los dos lados de los Pirineos"
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Respuesta. ¿Realmente nuestras relaciones son tan tensas? No lo creo. Los dos pueblos están profundamente relacionados: jamás ha habido tantos franceses que vayan de vacaciones a España, ni han venido tantos industriales españoles a Francia. Los progresos de España en Europa son considerables. España se ha convertido en los veinte últimos años en una gran potencia económica y en una gran democracia política. Ha podido haber desacuerdos sobre tal o cual asunto, estoy pensando en Irak, pero la amistad entre Francia y España es lo suficientemente fuerte como para superar desacuerdos que forman parte de la vida.

P. Muchos españoles tienen la impresión de que si Francia quisiera acabar definitivamente con ETA, este largo problema habría llegado de verdad a su fin.

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R. Pues si ésa es la cuestión, puedo afirmar que Francia quiere acabar con el terrorismo. Ningún compromiso con ETA. El reloj marca la misma hora a los dos lados de los Pirineos. Entre el terrorismo y la democracia española, jamás he dudado en escoger la democracia española.

P. ¿Le dice algo el plan

Ibarretxe?

R. Sí.

P. ¿Qué piensa de ese proyecto?

R. No hago comentarios sobre la vida política española. Los haría sobre las consecuencias de una actividad terrorista en Francia, pero tratándose del desarrollo del debate político español, no tengo nada que decir, porque no soy español. Yo he trabajado con el Gobierno español emanado de las urnas. He creado las condiciones de confianza para ayudar a la democracia. Pero las relaciones entre unos y otros, entre las provincias y el Estado central, entre los partidos políticos, sobre todo regionalistas, entre los que se consideran moderados y los otros, no forma parte de mi trabajo como ministro del Interior de Francia. Lo mismo que mi colega español no comenta la relación entre Francia y las organizaciones en Córcega, en Bretaña o en otros sitios.

P. ¿Esa colaboración terminará con ETA?

R. Me cuidaré de decir que se puede acabar definitivamente con el terrorismo, que es un monstruo de múltiples cabezas: cuando se cortan algunas, otras renacen. Pero la colaboración ejemplar entre las democracias española y francesa ha permitido obtener resultados y el futuro dirá si serán definitivos. La democracia española y la francesa hablan con una misma voz para luchar contra el terrorismo. Siento una total confianza y gran amistad por Ángel Acebes [el ministro español del Interior].

P. La justicia española ha confirmado la prohibición de Batasuna, que funciona legalmente en Francia.

R. El procedimiento ha terminado en España, pero hay un recurso pendiente ante el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. Francia aguarda el final de los procedimientos europeos, pero estará al lado de la democracia española.

P. La inmigración es un fenómeno reciente en España. ¿Qué política llevaría usted?

R. Me guardo de dar lecciones a España, cuando Francia tiene tantos problemas en ese terreno. Pero España muestra el camino: en Granada se ha inaugurado con gran pompa una nueva mezquita. Lo considero un magnífico ejemplo de tolerancia y de integración.

El ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, y su esposa, Cécilia, durante la entrevista con EL PAÍS.
El ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, y su esposa, Cécilia, durante la entrevista con EL PAÍS.DANIEL MORDZINSKI

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