Detenido el presidente de Banca Monte Parma por el fraude del grupo Parmalat
Los ministros de Finanzas de la UE quieren potenciar los controles sobre las auditoras
Francesco Gorreri, presidente de Banca Monte Parma, se convirtió ayer en el primer banquero detenido por el fraude de Parmalat. Gorreri, que hasta 1992 había sido director financiero del grupo alimentario, fue acusado de destruir pruebas y desviar dinero de Parmalat hacia cuentas privadas de su presidente, Calisto Tanzi, después de que éste fuera detenido. En Bruselas, el comisario de Mercado Interior, Fritz Bolkestein, propondrá hoy a los ministros de Finanzas de la UE seguir adelante con el proyecto de directiva para reforzar los controles y la responsabilidad de las auditoras.
La caída de Gorreri era esperada en Parma. Se trataba de un hombre popular, que ocupó la alcaldía de Collecchio, la localidad donde Parmalat tiene su sede central, y al que la coalición de centro-izquierda El Olivo ofreció la candidatura a alcalde de Parma; también era público y notorio, sin embargo, que compaginaba la presidencia de Banca Monte Parma con un empleo como asesor financiero del grupo alimentario, y que mantenía estrechas relaciones personales con Tanzi.
Según los fiscales de Milán, que emitieron la orden de arresto, Gorreri realizó el pasado 13 de enero varias operaciones bancarias, con el resultado de que una cantidad indeterminada de dinero salió de cuentas de Parmalat, para dirigirse a cuentas a nombre de otras sociedades ajenas al grupo y vinculadas a los intereses personales de Calisto Tanzi. Los fiscales creen que Gorreri seguía considerándose empleado de Tanzi y que cuando su jefe fue detenido se dedicó a destruir documentos.
La Banca Monte Parma es una de las más antiguas de Italia (fue fundada en 1488 por un monje franciscano empeñado en combatir la usura) y desde 1999 forma parte del grupo financiero Monte dei Pasqui di Siena, que posee el 41% de las acciones de la entidad parmesana.
Monte Parma había contraído con Parmalat un riesgo relativamente moderado, de 19 millones. En proporción, se había arriesgado más con Tanzi, al que concedió préstamos por importe de 15 millones. Hasta que a mediados de diciembre pasado estalló la crisis y se descubrió el fraude, Gorreri seguía acudiendo casi cada tarde, cuando abandonaba su despacho de banquero, a la sede de Parmalat.
Mientras, los ministros de Finanzas de la UE analizarán hoy en Bruselas las negativas consecuencias que ha tenido en Europa el escándalo. El comisario Fritz Bolkestein propondrá seguir adelante, e incluso endurecer, con el proyecto de directiva para reforzar los controles y la responsabilidad de las auditoras. Bolkestein ya ha señalado que lo ocurrido demuestra que podía pasar en Europa lo que en EE UU desde hace dos años, cuando saltó el caso Enron. Bolkestein, que prevé presentar su proyecto de directiva en marzo, sostiene que está bien encaminada su estrategia de reforzar los controles de las empresas que cotizan en Bolsa, que básicamente consiste en garantizar la independencia del auditor frente a la empresa auditada y en lograr una mayor transparencia.
El Ejecutivo comunitario también se plantea, según difundió Reuters, prohibir las fórmulas de corresponsabilidad entre las auditoras y las firmas auditadas, de forma que las primeras sólo tengan que rendir cuentas ante un organismo oficial independiente.
En la reunión de hoy, el ministro italiano de Economía, Giulio Tremonti, explicará el reciente decreto de su Gobierno para ayudar a grandes empresas en crisis, y cuya legalidad debe analizar la Comisión. El comisario de Competencia, el italiano Mario Monti, analiza el contenido de ese decreto. La principal beneficiada sería Parmalat, y los servicios de Monti quieren comprobar si el decreto esconde ayudas de Estado incompatibles con la legislación. El Gobierno italiano asegura que no hay tales ayudas de Estado.
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