La huelga del personal de tierra de Alitalia obliga a cancelar 364 vuelos y afecta a 18.000 personas
El personal de tierra de la compañía Alitalia secundó ayer mayoritariamente una huelga que obligó a cancelar 364 vuelos (168 internacionales y 14 intercontinentales) y dejó en tierra, según fuentes de la dirección, a más de 18.000 pasajeros. La huelga se desarrolló entre las diez de la mañana y las seis de la tarde, como medida de presión contra el plan diseñado por el administrador Francesco Mengozzi para "evitar una crisis irreversible de la empresa". El plan prevé el despido de 2.700 empleados, más del 10% de la plantilla.
Los sindicatos convocantes informaron de que se habían sumado a la protesta 3.684 trabajadores, aproximadamente el 60% de los empleados de tierra, y de que 2.453 acudieron normalmente a su puesto. Añadieron que más de la mitad de los pilotos había apoyado la protesta. Las dos únicas organizaciones que habían votado contra la huelga eran precisamente Anpac y Up, que integran a los pilotos. La dirección señaló, por su parte, que no se habían registrado situaciones de caos en los aeropuertos y que los servicios mínimos fueron respetados.
Varios miles de huelguistas, 30.000 según los sindicatos, se concentraron a mediodía en Roma frente a la sede del Ministerio de Economía. Grupos de representantes del Comité de Defensa de la Escuela Pública, que el sábado pasado organizaron una multitudinaria manifestación en la capital italiana, se unieron a los empleados de Alitalia en señal de solidaridad.
Una delegación de huelguistas fue recibida por altos funcionarios del ministerio, pero, según los portavoces sindicales, no hubo conversación, sino monólogo. "Queríamos conocer la opinión del accionista mayoritario de la empresa, es decir, del ministerio, sobre el plan de reestructuración y sobre el hecho de que, pese a los continuos recortes de los costes laborales, Alitalia sigue en pérdidas", explicó Paolo de Montis, uno de los delegados, "pero no hubo respuesta alguna". En opinión de los sindicatos, el plan del administrador Mengozzi sólo aspiraba a "devaluar la compañía reduciendo su plantilla, para hacerla más apetecible ante posibles compradores extranjeros".
Alitalia, que en 2003 registró unas pérdidas de 410 millones de euros y en estos momentos sigue perdiendo unos 500.000 euros diarios, se unió en septiembre pasado al proyecto de fusión Air France-KLM. Su integración en la que debería convertirse en la mayor compañía europea quedó supeditada, sin embargo, a una privatización aún sin fecha (el 62% del capital sigue en manos del Estado) y a un proceso de saneamiento financiero.
Las pérdidas de Alitalia se dispararon, como en todo el sector del transporte aéreo, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Y se mantienen muy altas por la competencia de las compañías de bajo coste como Ryanair, que ahora se dispone a crear una línea entre Roma y Milán, una de las últimas fuentes de ingresos de la empresa de bandera italiana.
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