El libro y el ladrillo

En una de las calles que desembocan en la Plaza de la Laguna de Ayamonte había una librería. Estuvo durante muchos años vendiendo libros, prensa y material escolar. Pero los tiempos cambian, y en su lugar se ha montado otra inmobiliaria, o la misma que había pared con pared para hacerla más grande, para vender más, para que ese extraño y simple elemento que es el ladrillo acabe aplastando a ese otro no menos extraño y extraordinario invento que es el libro en el que descansan las esperanzas y los miedos de hombres y mujeres del mundo.

Desaparecen librerías y se montan inmobiliarias. La cultura poco a poco se va diluyendo, quedando en manos de aquellos locos perseguidos que gustan del conocimiento. En el otro lugar, mayoritario, se va asentando un mundo basado en el dinero, la especulación, la mentira y la falta de valores humanos y no humanos.

De todas formas todo es cultura, el ladrillo también representa un tipo de cultura tan simple como el propio ladrillo y aquellos que lo tratan de convertir en oro. Pero no nos engañemos, el verdadero oro de nuestro mundo es y será siempre el ansia del hombre por superarse, por conocer, y en eso los libros han sido siempre un medio de transmisión primordial.

En Ayamonte resulta cada vez más difícil comprar un buen libro, aunque todavía hay intenciones loables. Sin embargo, no tendrás problemas si te quieres ahogar con una hipoteca millonaria por una casa que no debería valer ni la mitad del precio que te piden.

Existe la cultura que representan los libros y la cultura que representan los ladrillos. Yo tengo claro con cuál me quedo, ¿y usted?-