Gasol, 200
Esta misma semana Pau Gasol completó su partido 200 en la NBA sin faltar una sola noche a sus obligaciones profesionales. Hay que reconocer que la cosa tiene mucho mérito, y basta apuntar que únicamente tres jugadores más en activo pueden alardear de ello, lo que ilustra una marca nada despreciable.
De sobra es sabido que la competición profesional norteamericana resulta en extremo exigente, no sólo por la cantidad de partidos que deben y la dureza física con la que se desarrolla el juego, sino por los miles de kilómetros que acumulan en sus constantes desplazamientos. Jugar dos temporadas y media sin una sola ausencia merece formar parte destacada del currículum y habla de la capacidad de supervivencia de Pau, de su elevado umbral de sufrimiento para jugar con dolores, molestias o lesiones y de su control para no verse envuelto en ningún altercado que luego te cuesta sanciones.
De todo esto has de tener para conseguir esta marca. Estabilizado en un buen rendimiento estadístico (18 puntos y algo más de ocho rebotes por partido) el hecho de poder asegurar que los vas a tener todas las noches añade valor a su categoría profesional. De todas formas, hay algo que no acaba de cuadrar en esta tercera temporada. Siendo estable su aportación, da la sensación de que si bien el equipo ha dado un paso hacia adelante, Gasol no lo está haciendo en la misma medida. Los Grizzlies han mejorado ostensiblemente su posición dentro de la Liga, pasando de ser meramente un conjunto marginal a convertirse en una opción (todavía lejana) de equipo playoff. Al ritmo que llevan es posible que antes del parón para el partido de las estrellas y que marca el ecuador de la competición, Memphis alcance las mismas victorias que en toda la temporada pasada.
Casi nada. A Gasol, después de un primer año sorprendente y exitoso y un complicado segundo salvado con nota (la difícil temporada de la confirmación) en este tercero le tocaba subir un peldaño más, hacerse definitivamente con el liderazgo indiscutible del equipo y llevarle a una nueva dimensión competitiva.
La ha alcanzado, pero más por la mayor ayuda que hoy en día le prestan otros jugadores que por una mejora de su juego. El jugador catalán ha alcanzado regularidad y madurez, lo que le convierte en un gran jugador de equipo, pero le está faltando impacto en sus actuaciones, que es lo que te lleva al estrellato. Puede que sea pedirlo todo, pero en el caso de Pau, es culpa suya, por lo que tiene que nos haya malacostumbrado haciéndolo tan bien.
