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La elevada criminalidad y los juicios rápidos colapsan las prisiones

Picassent y Fontcalent duplican su capacidad a pesar de Villena

El alto índice de criminalidad, la implantación de los juicios rápidos y el endurecimiento de la ley para conseguir la libertad provisional han acarreado un aumento de la población reclusa en las prisiones valencianas, que ya duplican su capacidad. Para los sindicatos UGT y CC OO y la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) de la provincia de Alicante, el centro penitenciario de Fontcalent es uno de los más "obsoletos y saturados" del país. Picassent, con 2.700 internos, también duplica su capacidad. La cárcel de Villena se encuentra al borde del colapso.

UGT alerta de que "el hacinamiento" de los centros pone en riesgo cada día la integridad física de los reclusos y de los funcionarios y los derechos fundamentales de las personas. En el caso concreto de Alicante, los sindicatos amenazan con denunciar la situación ante la Inspección de Trabajo, por un delito contra la salud de los trabajadores, si Interior no pone remedio a la situación.

Las cárceles valencianas albergan una sobredimensionada población reclusa -Fontcalent, en Alicante, y Picassent, en Valencia, duplican el número total de presos fijado por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias-, incumpliendo así la ley de ordenación penitenciaria.

"Fontcalent reúne las características propias de una cárcel de África". Así describe José Luis Guerrero, responsable de UGT en la cárcel de Villena y delegado de la Junta de Personal de la provincia, la prisión más antigua de Alicante. Este centro penitenciario se ha convertido, a juicio de los sindicatos y de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), en uno de los más "obsoletos y saturados" del país. Según datos aportados por Guerrero, en la actualidad, el número de internos oscila diariamente entre los 870 y los 900. Una cifra "alarmante", toda vez que el censo "idóneo" para la Dirección General de Instituciones Penitenciarias es de 450 a 500 presos. El exceso de población obliga a confinar en las celdas a dos y hasta tres internos.

Este escenario confirma que el objetivo con el que se creó la prisión de Villena, el de aliviar la saturación de Fontcalent y de Picassent, en Valencia, no se ha materializado. Un año y medio después de la apertura del centro en el Alt Vinalopó, no sólo no se ha descongestionado la situación de Fontcalent, que regresó a su primitiva situación en apenas tres meses desde la apertura de Villena, sino que el nuevo recinto ya ha rebasado la cifra fijada por Instituciones Penitenciarias de una población máxima de 725 internos. A los seis meses de comenzar a operar, Villena albergaba cerca de un millar de reclusos. "No tardaremos en rebasar los 1.200", pronostica el sindicalista. Además, esta prisión fue concebida exclusivamente para el cumplimiento de penados, es decir personas que ya han sido condenados con sentencias firmes. Sin embargo, la saturación de Fontcalent obliga a desviar a presos preventivos al nuevo recinto, en contra de la legislación vigente.

Según datos de UGT, una media de 34 funcionarios se encarga de la vigilancia y del cuidado de los 900 presos que aproximadamente acoge Fontcalent. Para el sindicato, esta abultada desproporción es el origen del ambiente de alta conflictividad e inseguridad que se respira en el centro. Las precarias condiciones laborales causan una elevada incidencia de las bajas laborales. La mayoría alega razones de carácter psicológico. Según Guerrero, ha habido temporadas con el 30% de los funcionarios de baja.

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La situación no es mejor en Valencia. Las tres unidades de Picassent -penados, preventivos y reinserción social- acogen una población total de 2.700 reclusos, según datos aportados por Manolo Sáez, responsable de prisiones de UGT. Una cifra que duplica la recomendada por la ley de ordenación penitenciaria. Todas las celdas acogen a dos presos.

CC OO y UGT se reúnen mañana para exigir la urgente intervención de Interior.

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