Los senderos de la Bahía de Cádiz presentan un pésimo estado

Modelo de actuación y ejemplo de dejación. El circuito de senderos peatonales habilitados por las administraciones en el entorno de Los Toruños, uno de los parajes de mayor valor paisajístico del parque natural de la Bahía de Cádiz, ha alcanzado un lamentable estado de conservación como resultado de los actos vandálicos, el paso del tiempo y el olvido de las instituciones publicas comprometidas en su conservación.

A pesar de las repetidas quejas ciudadanas y de movimientos ecologistas, el paraje es hoy intransitable y algunas de las estructuras de madera que fueron instaladas para permitir los accesos se pudren en los caños de agua salada que serpentean por el paraje.

El diseño y posterior ejecución de las obras para facilitar el disfrute público del entorno fueron considerados un ejemplo de actuación. El proyecto obtuvo reconocimientos de la Unión Europea por cumplir el objetivo básico del plan: establecer una red de senderos peatonales en un parque natural sin dañar el entorno. Los arquitectos optaron por un sistema mixto que recuperase viejas veredas abandonadas y las enlazara mediante carriles construidos con vigas de madera, que, ocasionalmente, recorrían el parque en tramos elevados para minimizar el impacto en la reserva. Además, los diseñadores incorporaron puentes, también de madera, con los que sortear el cauce de ríos y caños que alimentan todo el ecosistema.

23,6 kilómetros

El encargo fue desarrollado por el Instituto Mancomunado de la Naturaleza de la Bahía de Cádiz y financiado por la Junta, que aportó 3,7 millones de euros. El resultado: una red de caminos con una longitud total de 23,6 kilómetros que enlazaba, a través del parque natural, la urbanización de Valdelagrana, en El Puerto de Santa María, con el campus de la Universidad, en el término de Puerto Real.

El visitante era conducido, a través de un recorrido llano, por las marismas de Los Toruños, el Pinar de la Algaida y la playa de Levante, la única virgen que se conserva en la zona.

Desgraciadamente, hoy el recorrido está limitado por los daños sufridos por las estructuras y el aparente desinterés de las administraciones, incapaces de elaborar un plan de mantenimiento del entorno.

En la actualidad, la cancela de entrada desde la Universidad está rota. Las traviesas que conforman el recorrido se han hundido. Las maderas caídas del puente incendiado se han perdido en el mar y, aún hoy, el sistema permanece sin vigilancia.

Ecologistas en Acción ha pedido una reunión de la comisión de seguimiento de este proyecto que, de momento, no ha sido convocada. Los usuarios del parque asisten perplejos al silencio de las administraciones y se preguntan para qué sirvió el dinero invertido.