"Ya somos lo suficientemente grandes"
El máximo ejecutivo de la operadora cree que ha pasado la época de las macroadquisiciones
Arun Sarin es el máximo responsable ejecutivo de Vodafone, la mayor operadora de móviles del mundo. Hace seis meses relevó en el cargo de consejero delegado a Christopher Gent, el histórico dirigente bajo cuyo liderazgo Vodafone se convirtió en un gigante con más de 125 millones de clientes y presencia en 26 países, gracias a macrooperaciones como la fusión con Airtouch o la compra de la alemana Mannesmann.
Sarin considera que la compañía ya tiene un tamaño suficiente y debe dirigir ahora sus esfuerzos hacia el cliente. Se ha propuesto liderar los servicios multimedia (vídeo, Internet, datos) a través de la llamada tercera generación (3G), también conocida como UMTS. Esta semana ha visitado España, dentro de una gira mundial que le llevará a tomar contacto con las principales filiales del grupo. Sarin explica sus planes y su visión del mercado español, en el que Vodafone España es el segundo operador, con más de 9,5 millones de clientes.
"Las licencias de UMTS siguen valiendo algo. Ahora, si la pregunta es que si hemos pagado mucho, la respuesta es que por supuesto que sí"
"Estoy convencido de que los precios del móvil bajarán porque este negocio es competitivo. Pero la movilidad siempre tendrá un precio"
"Hay que concentrarse en los clientes que tenemos en este momento, aunque queremos seguir ampliando nuestras fronteras"
"Aunque Telefónica es un competidor fuerte y Amena es muy agresivo comercialmente, vamos a seguir mejorando nuestra posición aquí"
Pregunta. Relevó a Gent hace seis meses. ¿Se nota ya el cambio de estilo?
Respuesta. Chris ha sido un consejero delegado excelente. Cuando asumí el cargo ya estaba muy familiarizado con la empresa. Ahora nos estamos concentrando en el cliente, en ofrecerle nuevos productos y servicios, en poner en marcha la tercera generación y en construir una marca. Y ésa es la nueva etapa en la que estamos.
P. Su antecesor cogió una compañía en enero de 1997 y hoy vale casi diez veces más, alrededor de 100.000 millones de libras, incluso tras el pinchazo de la burbuja. ¿Se ha marcado algún reto personal en este sentido?
R. Nos hemos propuesto conseguir que nuestros clientes vivan una gran experiencia en el servicio que le presta su móvil, que crezcan nuestros ingresos y beneficios y obtengan una buena rentabilidad nuestros accionistas. Y en ese sentido, espero que aumente considerablemente el valor bursátil. Pero ya somos una compañía muy grande ahora mismo.
P. ¿Cree que ha pasado ya lo peor de lo que se llamó la burbuja tecnológica y que la Bolsa volverá a recompensar a las empresas de telecomunicaciones?
R. Realmente la burbuja tecnológica fue una aberración porque se crearon unas expectativas inalcanzables. Y cuando la gente se dio cuenta de que esas expectativas no se iban a cumplir, las cotizaciones de las empresas de telecomunicaciones cayeron. Ahora, afortunadamente, ha vuelto el sentido común y la racionalidad. Y a partir de ahora lo verdaderamente importante van a ser los resultados. Si tienes buenos resultados, te irá bien en Bolsa, y si los tienes malos, no te irá tan bien.
P. El modelo de su antecesor estaba basado en las grandes adquisiciones.
R. Somos una empresa muy grande y de mucho éxito. Y es normal que otros operadores quieran establecer alianzas con nosotros. De esta forma, tenemos la posibilidad de introducirnos en nuevos mercados. Pero siempre vamos a tener la oportunidad de comprar alguna de esas compañías. Así que aunque la época de las grandes adquisiciones haya acabado, siempre habrá otras cosas que hacer, por ejemplo, todo el mundo sabe que estamos interesados en aumentar nuestra participación en Francia [a través de SFR]. Así que cuando surja una oportunidad, ya sea dentro de 12, 24 o 36 meses y nos interese, la aprovecharemos. Y lo mismo sucede en Europa del Este. Podríamos aumentar nuestra participación en Polonia, Rumania, o en cualquier otro país de este área. Y al mismo tiempo, también estamos viendo cualquier oportunidad que surja en Latinoamérica.
Vodafone es una empresa dinámica, viva, pero somos ya lo suficientemente grandes como para concentrarnos en los clientes que tenemos en este momento, y con eso, pienso que será suficiente para asegurarnos el éxito. Pero por supuesto que seguimos queriendo ampliar nuestras fronteras.
P. Siempre han hecho gala de tener control, a ser posible absoluto, de las filiales de los distintos países en los que están presentes. ¿Van a seguir manteniendo esa política?
R. Cuando Vodafone compra, alguien tiene que vender; está claro que tenemos que encontrar una parte que venda para aumentar el control. Por eso es por lo que estamos donde estamos. Pero somos pacientes. Éste es un negocio que va a seguir siéndolo dentro de 20, 40 años o 100 años. Así que no es tan importante que si tenemos que aumentar nuestra participación lo hagamos ahora o dentro de un año. Lo que tengamos que hacer lo haremos cuando nuestros socios estén dispuestos a hacerlo.
P. Sin embargo, sorprende que una compañía como Vodafone no tenga el control del operador con el que compite en EE UU, Verizon Wireless.
R. EE UU es un mercado muy competitivo. Verizon Wireless es la empresa de móviles que más cuota de mercado tiene en el país. Vodafone tiene un 44% de participación en Verizon y obtenemos buenos dividendos; en el futuro, iremos viendo cómo evoluciona la colaboración con nuestros socios allí.
P. Hablemos de tecnología. Vodafone ha invertido 17.000 millones de euros en las licencias europeas de UMTS, una apuesta multimillonaria que otros consideran ahora temeraria. De hecho, algunos, como Telefónica o Vivendi, ya han reconocido en sus cuentas que esas licencias apenas valen nada hoy. No parece que Vodafone esté de acuerdo con esa visión.
R. Por supuesto que esas licencias valen algo. Ahora bien, si la pregunta es si hemos pagado mucho, la respuesta es que por supuesto que sí. Pero si la cuestión es si lo estamos amortizando correctamente, habría que decir que para ello es preciso analizar todo el negocio, incluyendo nuestro negocio actual (2G) y el futuro (3G), y contemplar los ingresos y el cash flow que esta actividad global generará en un futuro. Y cada vez que hemos hecho este ejercicio a nivel contable, hemos llegamos a la conclusión de que no hace falta esa amortización acelerada [write off]. Hay otros que lo han hecho. Es su decisión. Que hagan lo que quieran, pero nosotros no creemos que sea necesario.
P. Han anunciado inversiones de 2.000 millones de libras anuales para poner en marcha el UMTS, que ya va a comenzar a arrancar este año. ¿No es muy arriesgado confiar en una sola tecnología que puede verse superada en cualquier momento por otra como el wi-fi?
R. Invertimos 5.000 millones de libras el año pasado, de las que 2.000 se destinaron al UMTS. En el futuro esa cifra se aumentará y la proporción que dedicaremos al UMTS será aún mayor. El 3G es la tecnología básica, que está por encima de la actual generación, y en la que basaremos nuestros productos y servicios. A medida que wi-fi
sea una tecnología más segura, más sólida, y con mayores prestaciones, la utilizaremos. Nuestro negocio está orientado a toda la población, tanto usuarios como empresas. Wi-fi está orientado a un ámbito más concreto, se puede ofrecer en una cafetería, en un hotel o en un aeropuerto.
P. Vodafone ha puesto el énfasis en dos productos: Vodafone live! como oferta multimedia y Vodafone Remote Access . ¿Qué objetivos se proponen?
R. Hemos superado con creces los tres millones de clientes de Vodafone live! Y éstos gastan de media un 7% más de lo que gastaban antes de que estuvieran en Vodafone live! Así que por esa vía estamos aumentando nuestros ingresos. Y cuando dispongamos comercialmente de 3G, tendremos más productos y servicios de audio, juegos, vídeo... Y lo mismo pasará cuando dispongamos comercialmente de tarjetas de datos con 3G para tener un acceso móvil desde el PC [connect card] al mundo de los datos.
P. ¿Está claro que la telefonía móvil le está ganando la batalla de la voz a la telefonía fija y pronto casi nadie usará estos últimos para hablar por teléfono. ¿Pero le va a ganar también la batalla de los datos y del multimedia?
R. Espero que así suceda, por nuestro beneficio. Mire, a los seres humanos nos gusta tener movilidad. A nadie le gusta tener que estar atado a una línea fija o al PC en su despacho. Si estoy en el patio de mi casa, a lo mejor quiero conectarme para leer mi e-mail, o navegar por Internet o ver las noticias de la CNBC, y quiero poder hacerlo en un entorno móvil. Se trata, en definitiva, de liberar a los usuarios y permitirles acceder a los servicios de una forma más natural y en un entorno móvil, y precisamente ése es nuestro propósito como empresa.
P. Pero esa movilidad tiene un precio, y muchos dicen que demasiado elevado. Por ejemplo, ¿no es un poco caro que el envío de una foto valga 0,6 euros o que una llamada desde un móvil sea cinco veces más cara que la misma llamada entre teléfonos fijos?
R. Estoy seguro de que los precios en el futuro, dentro de tres, cuatro o cinco años, bajarán, porque éste es un negocio muy competitivo. De hecho, nosotros ya los hemos bajado. En telefonía móvil, como en otros negocios, los precios los establece el mercado. Pero, efectivamente, la movilidad tiene un precio. Porque construir redes y diseñar un sistema para que la gente pueda ser accesible en cualquier momento es mucho más caro que poner una línea telefónica de cobre de un punto a otro, cuyo coste ya está amortizado. En el futuro va a reducirse esa diferencia, y cuando lo haga, bajarán los precios. Pero también capturaremos más minutos de tráfico, que se traspasarán de la telefonía fija a la móvil, y aumentaremos nuestros ingresos.
P. Lo cierto es que hasta ahora las compañías de móviles han disfrutado de un gran margen. ¿No cree que a medida que el móvil se generalice puede desatarse también una guerra de precios y aparecezcan compañías de bajo coste, como ha sucedido en las aerolíneas?
R. Nos dedicamos a ofrecer a nuestros clientes buenos productos a precios razonables. Pero éste es un negocio que requiere mucho capital. Cuando arrancamos en España hace nueve años, nos gastamos 1.000 millones de euros antes de conseguir el primer euro de nuestros clientes. Tú puedes comprar un avión, contratar un piloto y un par de azafatas y ya tienes una línea aérea. Pero este negocio es muy serio, requiere una inversión de capital y de bienes de equipo muy grande. Y si observa lo que está pasando en el mundo, se dará cuenta de que el primero o los dos primeros operadores de móviles de cada país, como Telefónica y nosotros en España, o Deutsche Telekom y Vodafone en Alemania, tienen una rentabilidad razonable. Pero los que le siguen, el tercero o cuarto, no disfrutan de esa misma rentabilidad.
P. Hablemos del mercado español. Vodafone es el segundo operador de móviles en España. ¿Qué planes tienen aquí?
R. España es un mercado muy importante, con una gran economía como miembro relevante de la Unión Europea. Aspiramos a ser la mejor empresa de telefonía móvil en España. Y la mejor forma de serlo es ofrecer excelentes servicios, basados en 3G . Vodafone España forma parte de la familia de Vodafone en el mundo, y ha aportado importantes ideas en este sentido.
P. Hace tres años tomaron el control absoluto de Airtel y lo convirtieron en Vodafone España. ¿No creen que pagaron demasiado por hacerse con el 100% de Airtel?
R. Se pagó el precio de mercado vigente en ese momento. Si lo hubiéramos comprado tres años antes habríamos pagado un poquito menos. Y si lo hubiéramos hecho tres años después, también habríamos pagado un poquito menos. Pero empezamos en Airtel en 1995 con sólo un 17%, y fuimos aumentando esa participación progresivamente durante todos estos años. Y sólo en el último tramo fue el que se adquirió a precios más altos. Pero estamos encantados porque hoy tenemos una gran empresa.
P. ¿Qué opinión le merece la estrategia de Telefónica? ¿Y la de Amena?
R. Telefónica es una magnífica empresa, y un competidor muy fuerte. Amena es una compañía más joven, porque lleva menos tiempo operando, aunque son muy agresivos comercialmente. Pero creo que en el próximo año o en el siguiente vamos a mejorar la posición que ocupamos en el mercado español gracias a las inversiones que estamos haciendo, en particular en 3G [500 millones de euros en el último año].
P. Telefónica ha decidido abandonar los mercados europeos y concentrarse en el latinoamericano. ¿Cuáles son sus aspiraciones en esta región?
R. La salida de algunos países europeos para Vodafone es una decisión estupenda, porque así ya no competirán con nosotros. En cuanto a Latinoamérica, es cierto que Telefónica, al haber llegado antes, está mejor posicionada. En esa región hay algunas economías magníficas y las analizamos periódicamente para ver si hay alguna oportunidad. Pero nos preguntamos si tiene sentido para una empresa como la nuestra tener una participación pequeña de un operador en un país pequeño.
La vuelta del hijo pródigo
La elección de Arun Sarin como máximo ejecutivo del grupo es en realidad la historia de un regreso. Y es que este ingeniero indio de nacionalidad estadounidense fue uno de los principales artífices de la fusión en 1999 entre la norteamericana AirTouch, de la que era vicepresidente, y la británica Vodafone.
Tras pasar dos años consolidando la posición de la compañía fusionada en EE UU, Sarin abandonó todos los puestos ejecutivos en Vodafone (continuó siendo consejero) e inició una travesía por el desierto que duró aproximadamente dos años, gestionando empresas menores como Infospace, especializada en Internet, o el fondo de capital riesgo Accel KKR Telecom.
Más discreto en vestuario que su antecesor Gent (tirantes y camisa de rayas), Arun se ajusta al perfil del ejecutivo de marketing al más puro estilo americano. Esas dotes de comunicación y su visión del negocio le van a hacer falta para ganar el reto de convertir y rentabilizar el móvil como cámara, agenda, vídeo, pantalla de televisión y monedero electrónico. Y es que la herencia que le ha dejado su antecesor tiene dos caras. La más favorable es la del tamaño. Gent consiguió convertir a un pequeño operador británico en un gigante con operaciones tan audaces como la compra de Mannesmann, la fusión de Airtouch o la toma de control de las filiales.
Pero también le dejó un regalo que puede ser envenenado. Bajo su mandato, Vodafone adquirió 14 licencias de UMTS, por las que pagó un precio multimillonario que sirvió para que muchos estados enjugaran el déficit, pero causó la ruina de otras operadoras. Además, a Sarin le queda el reto de consolidar su presencia en EE UU, donde no tiene el control de Verizon Wireless (posee el 44,3%), en Francia, donde tiene el 44,9%, y en Japón, donde DoCoMo le lleva mucha ventaja.
Arun Sarin valora el pasado y es optimista sobre el futuro: "La compañía está funcionando bien desde hace mucho. Éste no es un caso en el que haya habido una gran crisis y que yo haya tenido que venir a resolverla. Simplemente se trata de conducir a la compañía a una siguiente etapa, que supone proporcionar a nuestros 125 millones de clientes esos nuevos servicios que va a traer el 3G".
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