De mercado
Vale la cocina de mercado. Qué remedio, la economía de mercado. Pero cómo evitar el esperpento de unas elecciones de mercado cuando las campañas dependen en gran medida del presupuesto que cada partido consiga para pregonar su oferta: al precio que están los anuncios, tanto tienes tanto vales, y por eso a algunos no les importa la ilicitud de los métodos de financiación.
Muchos han sido los llamados. Pocos resultarán elegidos. Los espacios gratuitos que la ley reserva en los medios públicos tienen teóricamente la función de dar una oportunidad a los más pobres, para que su mensaje llegue al electorado. Pero sólo son una gota de caridad distributiva en el proceloso océano de la propaganda oficial que se mantiene a lo largo de los meses y los años, realizada y emitida gratis et amore (peor, a costa de todos), a veces sutilmente camuflada y otras burdamente descarada...
No me lo podía de creer. Que el portavoz del Consell no sólo no oculte, sino que incluso presuma de que el ejecutivo en pleno se haya movilizado para que vuelva a ganar el PP, puede parecernos un súbito arrebato de sinceridad admitiendo lo que han hecho siempre, pero también un grosero ataque a la sensibilidad de la ciudadanía contribuyente.
Quién fuera de Ciencias para hacer números y cuentas, y calcular cuánto nos cuesta que el gobierno de todos los valencianos (con sus séquitos de subalternos, dietas, teléfonos y coches) se ocupe en vocear un programa partidista Por si no teníamos bastante, aún se intensificarán más los tele-informativos desbordantes de logros y consecuciones, mientras que de la oposición (socialista, por ejemplo) apenas se muestra algo más que los fulgores mentales de sus preclaros barones.
¿Y la Junta Electoral? ¿No tiene nada que decir la Justicia sobre el hecho de que todo un gabinete vaya a emanar durante dos meses actos aún más sectarios en lugar de dedicarse a malgobernarnos, que es lo suyo?. ¿Ningún comentario tampoco acerca de que el Ministerio del Trabajo Precario gaste una millonada en publicitarse cual refresco, con perdón?
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