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Crítica:ESCAPARATE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Gaya fundamental

Jordi Gracia

Para ser de la colección Obra Fundamental el tomo es de una brevedad rara, como si obedeciese al despojamiento de la pintura del propio Ramón Gaya, o como si el antólogo y prologuista Andrés Trapiello hubiese querido subrayar la coherencia entre la poética plástica de Gaya y su poética literaria de la brevedad... tocada de trascendencia. La ley del menos es más parece cierta en la obra de Gaya, pero desde luego no en la proliferación de la obra de Trapiello. E incluso él ha caído en las redes de la brevedad y ha escrito un prólogo que es un suspiro, aunque sea un suspiro exagerado, porque allí defiende con voz de mucho timbre (también inusual en Trapiello) la calidad de Gaya como escritor, "uno de los más originales que ha dado el siglo XX español, igual entre los mejores, no inferior a ninguno de ellos". Se le sigue con paso firme al principio de la frase pero trastabilla inseguro cuando la termina.

ANTOLOGÍA

Ramón Gaya

Selección de Andrés Trapiello

Fundación Santander Central Hispano

Madrid, 2003

215 páginas. 15 euros

Sobre todo tras haber leído el tomo. Da mucho de sí, aunque sea breve, y es particularmente provocador a quienes interese la crítica como ejercicio y la creación, no el arte, como don. Las doscientas páginas del libro se reparten entre apuntes breves, como del natural, fragmentos de diario y anotaciones dispersas de viaje, por un lado, y otra parte, más breve, y muy recomendable. Se trata de dos textos clásicos de Gaya, Velázquez, pájaro solitario (1967) y Naturalidad del arte (y artificialidad de la crítica) (1975). Sobre todo del segundo, Trapiello ha hablado siempre muy bien, y con razón, yo creo que no tanto porque haya que creerse esas páginas a pies juntillas cuanto porque piensan con libertad activa sobre la crítica y sobre la pintura. Puede que Manet sea un mixtificador y puede que no (yo creo que no), pero está bien que se intente explicar esa afirmación, como hace Gaya, y que se haga en el contexto argumentado del origen común del arte, la religión y la filosofía en una misma "sed". De ahí también su modo de entender a Velázquez o Miguel Ángel, renuentes a terminar lo que ya ha sido creado (las cursivas, por decirlo así, son de Gaya). No existe ni nace el crítico, como sí existe el creador, y sólo entiende la tarea crítica como costumbre segregada por la sociedad o el mercado. No hay críticos sino páginas críticas, porque Gaya parece asumir que el crítico no será nunca creador, o no será nunca, como Velázquez, como Goya o como Leonardo, un sujeto entregado a "una especie de mansedumbre" que es la creación frente al mero arte, que es un hecho de adolescencia y quizá sólo un oficio. Y no deja de chocarme, en fin, la semejanza de estas cavilaciones con alguna de las que Félix de Azúa, también escéptico, también lúcido, dejó dispersas en su Diccionario de las artes.

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Sobre la firma

Jordi Gracia
Es adjunto a la directora de EL PAÍS y codirector de 'TintaLibre'. Antes fue subdirector de Opinión. Llegó a la Redacción desde la vida apacible de la universidad, donde es catedrático de literatura. Pese a haber escrito sobre Javier Pradera, nada podía hacerle imaginar que la realidad real era así: ingobernable y adictiva.

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