"Lo importante es entender mejor la biología de la enfermedad"
Desde hace poco más de un año, Paul Herrling, suizo, dirige el esfuerzo en investigación -más de 3.000 científicos y 1.000 millones de dólares anuales sólo para búsqueda de nuevos fármacos- de una de las mayores compañías farmacéuticas del mundo, Novartis, surgida en 1996 de la fusión de Sandoz y Ciba-Geigy. Atrás ha quedado ya la difícil primera etapa de integración de las estructuras de investigación de las empresas fusionadas y la actualidad está marcada por la cooperación entre el sector público, el mecenazgo y el sector privado, que algunos ven como el inicio de una nueva era de la investigación farmacéutica que permita producir soluciones para las enfermedades prevalentes en los países en desarrollo. La entrevista se realizó en la sede central en Basilea.
"Es demasiado pronto para utilizar las células madre para tratar enfermedades"
"La investigación farmacéutica no se puede simplificar demasiado"
Pregunta. ¿Cómo ha cambiado la organización de la investigación farmacéutica en los últimos años?
Respuesta. Los nuevos conocimientos sobre biología han influido mucho, pero además, si se observa la biología celular, los procesos moleculares, el genoma, vemos que en la evolución no existen muchos desechos. Cuando la evolución halla un principio biológico que funciona este principio se encuentra una y otra vez en contextos diferentes. Es el caso de los receptores de serotonina, por ejemplo. Trasladado esto a la organización de la investigación, señala necesidad de un sistema de intercomunicación entre los grupos altamente especializados en las diversas partes o sistemas del cuerpo humano, Con un adecuado sistema de incentivos y esa mentalidad, si un grupo encuentra algo que no le resulta útil pero puede ser útil para otro grupo se lo dará. La competencia entre grupos de la compañía es estúpido y además la organización tiene que reflejar la ciencia sobre la que se basa. El descubrimiento de medicamentos es un área muy complicada, intervienen docenas de disciplinas científicas que tienen que trabajar juntas, y no se puede simplificar demasiado porque entonces se pierden todas las ventajas de la ciencia.
P. ¿Van a integrarse las células madre en la investigación farmacéutica?
R. Probablemente sí. Donde se quieran reparar tejidos hay que considerar la terapia celular y por tanto las células madre, pero todavía es demasiado pronto. Nadie en ningún sitio ha aplicado todavía esta terapia, estamos en la etapa de la ciencia básica. El uso de células madre embrionarias plantea grandes problemas éticos y por lo tanto lo que hay que intentar es hacer volver atrás las células adultas para que sean iguales que las embrionarias y eso no lo sabemos hacer todavía.
P. ¿Está al tanto de los intentos de reparar el corazón con células madre?
R. Sí, pero es demasiado pronto. No comprendemos lo suficiente. Y otros están intentándolo con neuronas en la enfermedad de Parkinson y pasa lo mismo.
P. ¿Qué es lo que le gustaría hacer que no haya hecho o haya hecho en forma insuficiente hasta ahora?
R. Pues, por ejemplo, aplicar más métodos científicos a los ensayos clínicos. Existen muchos métodos no invasivos en la actualidad que permiten estudiar con mucho más detalle los compuestos que llegan al cuerpo humano por primera vez, en la fase I. Podríamos ahorrar mucho tiempo viendo lo que pasa al nivel celular o molecular. Se trata de acercar la ciencia biomédica a los ensayos preclínicos y me gustaría acelerar este acercamiento.
P. ¿Hay crisis en la investigación farmacéutica?
R. Bueno, en algunas empresas sí. Todos los medicamentos que hay actualmente en el mercado están relacionados con sólo 140 dianas u objetivos biológicos (enzimas, receptores...). Todos estábamos trabajando con estas dianas que están relativamente bien descritas. También, en las grandes áreas del mercado, mucha gente estaba haciendo compuestos similares continuamente y ganaban mucho dinero. Esto ya no será posible en el futuro, por el tema del gasto sanitario. Al principio de la regulación lo importante era la seguridad, luego hubo que demostrar la eficacia y ahora las agencias de regulación están pidiendo que los nuevos medicamentos demuestren un beneficio médico adicional, o sea superioridad respecto a los anteriores. Va a ser mucho más difícil registrar medicamentos similares entre sí. Hay que buscar nuevas dianas y ahora, con los datos del genoma humano, tenemos miles de posibles nuevas dianas, pero sabemos muy poco de ellas: es investigación de elevado riesgo en cuanto a posibles resultados. Otro aspecto es que el aumento exponencial tanto en los conocimientos biológicos como en la tecnología hace necesario rediseñar el proceso de descubrimiento de medicamentos y eso toma su tiempo. Otro factor en las dificultades para sacar nuevos medicamentos han sido las fusiones. Cada vez que se hace una gran fusión se pierden tres años de productividad en investigación. También estamos preocupados por el escaso apoyo a la ciencia básica en Europa, sobre todo en algunos países.
P. ¿Qué importancia tiene el screening [la búsqueda sistemática de principios activos], que ahora está altamente automatizado?
R. El screening puede ayudar a encontrar nuevos medicamentos pero lo importante es entender mejor la biología de la enfermedad. Ese es el cambio clave. Los nuevos medicamentos no serán para el tratamiento de los síntomas. Por ejemplo, en el Alzheimer es posible que podamos detener o retrasar el desarrollo de la enfermedad, de forma que nunca lleguen a manifestarse los síntomas. Glivec [un nuevo medicamento para un tipo de leucemia] es un ejemplo muy bueno de esta forma de pensar, que si se comprenden los mecanismos de la enfermedad, la cadena completa desde las propiedades genéticas (en este caso una traslocación) a la expresión, en algun punto de esa cadena se encontrará el punto adecuado para conseguir aliviar la enfermedad o parar su desarrollo. Y la calidad del medicamento que se obtiene es mucho mejor que la anterior. Creo que ésa será la mejor forma de beneficiarse de toda esta nueva biología y que habrá dos tipos de empresas farmacéuticas. Unas tendrán una cultura y una investigación dirigidas a estas innovaciones y otras se limitarán a imitaciones y perfeccionamiento de los medicamentos innovadores y tendrán cada vez más dificultades.
P. ¿Son las iniciativas de cooperación entre el sector público y el privado una nueva fuente de financiación para las farmacéuticas?
R. Muchas empresas grandes, entre ellas la mía, quieren hacer cosas para los países pobres, en los que no existe mercado farmaceútico. No creo que la Organización Mundial de la Salud o los mecenas deban pagar la investigación farmacéutica en general, pero sí que actúen como incentivo para que la industria farmacéutica contribuya a paliar este problema, sin pretender beneficio.
P. Pero las empresas no quieren perder dinero y ésta es una nueva área de negocio.
R. Sí. Estamos experimentando con diferentes modelos, como nuestro nuevo Instituto de Enfermedades Tropicales en Singapur, que es una gran apuesta. Es un delicado equilibrio entre los intereses de los accionistas actuales y el papel que la sociedad quiere que desempeñe la gran industria farmacéutica, aunque nosotros no podemos resolver solos el problema del acceso a los medicamentos. Tenemos que trabajar en colaboración con ONGs y organismos públicos.
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