Ocupen sus localidades
Estamos en el entreacto. Los espectadores han abandonado sus butacas y se encuentran en el ambigú departiendo en desorden con ayuda del cava. Se multiplican los encuentros fortuitos o intencionados llenos de cordialidad más o menos sincera o forzada. Suena el timbre que anuncia la vuelta a la sesión y cada uno vuelve a ocupar su localidad en el patio, en el entresuelo o en el palco correspondiente. Sucede en el teatro pero también en la política, que es otra suerte de función. Las entrevistas en los periódicos de días atrás con distintos líderes hubieran podido producir desorientación en sus audiencias, pero las ediciones de ayer dejan las cosas en su sitio.
El Mundo de ayer titula con el imposible de que "Zapatero promete pagar una educación de lujo con sus impuestos a la baja". El Abc acongoja al señalar que "Marcelino Iglesias planea hacer cooficial el catalán en Aragón", iniciativa en la cual sectores aragoneses ven un nuevo acercamiento a las tesis de Maragall. La Razón lanza que "Chaves podría necesitar a los comunistas para mantenerse en la Junta de Andalucía". Mientras, El Periódico de Catalunya prefiere buscar contradicciones al asegurar que "Rajoy garantiza la regulación de las uniones gays" y añadir que "El PP aceptará la pensión de viudedad para homosexuales pero vetará que se casen". O sea que se consumará la ruina de la Seguridad Social que temían el cardenal Rouco Varela y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, eso sí salvando la terminología del casorio, lo cual podría sin embargo resultar aún más confuso y gravoso.
En realidad, los socialistas podrían argumentar que los problemas de financiación nada tienen que ver con los impuestos a la baja porque ocho años del PP en el Gobierno han servido para demostrar que la recaudación fiscal se incrementa según disminuyen los impuestos. Los anuncios de estos días del Ministerio de Hacienda lo dejan además meridianamente claro. Sobre los peligros de acercarse a las tesis maragalistas de la cooficialidad del catalán en Aragón todavía tendremos que ser ilustrados, y en cuanto a los comunistas que serían necesarios para el Gobierno de Chaves en Andalucía parece una vuelta a la imagen del gusano y la manzana que tan contraproducente resultó cuando la emplearon los empresarios en aquellas elecciones en tiempos de la UCD.
Queda mucho por ver y debemos prepararnos para muchas fatigas, a cuenta de la propaganda percutiente de aquí al 14 de marzo. Pero, como en la imagen anterior de la función teatral, el aparente desconcierto dará paso enseguida a las alineaciones previsibles en consonancia con la disciplina del combate. Las aves anilladas cumplirán el recorrido previsto y se aprestarán después del escrutinio a pasar la factura al vencedor por sus contribuciones supuestas o reales al resultado que se obtenga. Por el momento, los socialistas han recuperado la moral con el lanzamiento de sus propuestas programáticas. Se les acusaba de carecer de alternativa y ya la han definido. Puede que con excesivo detalle para una confrontación donde el miniaturismo queda descartado a favor de los chafarrinones. Mientras, sus contendientes del PP prefieren componer la imagen de don Tancredo negándose a cualquier debate o confrontación desde el convencimiento de que la inmovilidad y la siembra del miedo son claves para el logro de la victoria.
Está por ver si la saturación que se percibe después de ocho años de intervencionismo pepero ha permeado más allá del círculo de los damnificados directos o de los desafectos de siempre y falta por verificar la eficacia que alcance la siembra masiva del miedo porque, de momento, todos los desastres y descarados abusos de los secuaces del PP siguen sin rebasar la barrera del sonido o mejor del silencio.
Ni lo de Valencia, ni lo de Madrid, ni las broncas Gallardón-Aguirre, ni las Zaplana-Camps, ni el AVE que no vuela, ni el esplendor del chapapote, ni las mentiras de Irak parecen afectar. La industria de la persuasión de la que habla Norman Birnbaum en su libro Después del progreso nunca ha desempeñado un papel tan fundamental desde el marxismo de finales del siglo XIX a favor de la idea de la inevitabilidad. Atentos.
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