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Reportaje:FÚTBOL | Tercera División

Oviedo contra Oviedo

La capital asturiana vuelve a vibrar ante el choque de hoy entre el histórico Real y el ACF, diseñado desde el Ayuntamiento para sustituir a aquél

Responden al mismo nombre y lucen los mismos colores, pero no se pueden ni ver. La rivalidad futbolística en Oviedo es ahora mismo de Tercera División, pero tiene unos matices que no se encuentran en Madrid o Barcelona, ni siquiera en el tremendismo de Sevilla. En este caso, el del Real Oviedo y el Oviedo ACF, está en juego la supervivencia de dos clubes excluyentes. Sólo es viable como entidad profesional uno de ellos o, en todo caso, están abocados a la fusión. Pero hoy eso no importa, ya que el calendario depara su primer enfrentamiento, con los dos equipos compartiendo el primer puesto de la clasificación y una tensión extradeportiva que ha llevado a las autoridades a disponer unas medidas de seguridad insólitas en Tercera.

Las previsiones apuntan a una entrada cercana a los 15.000 espectadores en el Carlos Tartiere, pero en cualquier caso el Real Oviedo, el de siempre, ya se apuntó el primer tanto al superar los 10.000 socios, una cifra récord que muchos relacionan con la actitud del alcalde de la ciudad, Gabino de Lorenzo (PP), por dar muerto al club el pasado verano, tras encadenar dos descensos consecutivos: el deportivo a Segunda B y el administrativo a Tercera por impago a los jugadores. El 2 de agosto, De Lorenzo anunció la inminente desaparición del Real Oviedo y su sustitución a partir del Astur, que bajo la tutela municipal pasaría a llamarse Oviedo Astur Club de Fútbol.

Los acontecimientos iniciales parecieron dar la razón al alcalde. El Real Oviedo estaba en Tercera, sin jugadores, las instalaciones abandonadas, una deuda superior a los 36 millones de euros y con el Ayuntamiento, propietario del Tartiere, enfrentado. Por contra, gracias al apoyo municipal, el Astur pasaba de buscar la permanencia a gran favorito para subir a Segunda B, con el fichaje de futbolistas contrastados en la categoría y otros, como Iván Iglesias y Berto, que llegaban con el valor añadido de su identidad con el Real Oviedo.

Pero la mayor parte del oviedismo siempre tuvo claro dónde estaba su sitio. Y apoyó al Real. A finales de agosto, no obstante, el panorama era desolador. El entrenador, Antonio Rivas, apenas trabajaba con un grupo de chavales de los equipos inferiores y el club iniciaba un proceso de suspensión de pagos con riesgo de quiebra.

Aquello fue una huida hacia adelante. Apenas media docena de trabajadores se repartieron las tareas del club, incluidas las técnicas. La primera jornada de la campaña de socios acabó con casi mil inscripciones. El apoyo social quedó claro, pero faltaba la referencia de un equipo. Con un solo partido de pretemporada, Rivas hizo 10 días de secretario técnico y gerente para fichar a una decena de futbolistas, entre los que estaban el donostiarra Aldeondo, el ex guardameta del Tenerife, Rafa Ponzo, y Fran Sosa, un interior zurdo hijo del historico jugador del Betis, Rogelio.

La marea azul ya era incontenible y se alimentaba de los agravios que recibía del Oviedo ACF, una especie de nuevo rico que aseguraba haber pasado de los 500 socios del Astur a los 6.000, tras una campaña de publicidad en la que participaron históricos del Real, como Antón, Carrete y el propio Berto. Pero ahora apenas van 1.000 personas a sus partidos. El intento del Ayuntamiento de desalojar al Real Oviedo del Tartiere para dar cobijo al nuevo equipo contribuyó a encender los ánimos de una afición que sustituyó al Sporting por el ACF como gran enemigo. Deportivamente, los Oviedos empezaron en las antípodas. El ACF encadenó goleadas, mientras que el Real sufría las consecuencias de los seis puntos de sanción que le impuso la UEFA por una deuda con el Rad de Belgrado. Poco a poco, construyendo el equipo de atrás hacia adelante, Rivas consiguió ir limando las diferencias, justo hasta alcanzar el liderato en vísperas del derby. Es el único invicto de la categoría y cada gol, cada triunfo, lleva la misma dedicatoria de la afición: "Gabino jo-de-té". Hoy, todos quieren centrarse en el fútbol, pero será difícil. Porque como apunta Roberto Sánchez Ramos, concejal de IU, "más que un partido es una respuesta ciudadana ante una injusticia".

Gabino de Lorenzo, a la izquierda, saluda al presidente del Real Oviedo, Manuel Lafuente.
Gabino de Lorenzo, a la izquierda, saluda al presidente del Real Oviedo, Manuel Lafuente.PACO GARCÍA

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