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Protestas en México por la presencia de policías de EE UU

Fox asegura que el plan de inmigración de Bush está por debajo de sus expectativas

Juan Jesús Aznárez

Sublevados el México nacionalista y aquellos pasajeros conminados a hincarle el diente a un queso sospechoso, el Congreso mexicano citó a tres ministros para que expliquen la colaboración antiterrorista con EE UU, la presencia de agentes del FBI en aeropuertos nacionales y las fastidiosas o vejatorias revisiones. La citación coincide con la legalización de indocumentados en EE UU, mexicanos cerca de cinco millones, propuesta por la Casa Blanca.

Independientemente del electoralismo de la medida anunciada por Bush, algunos analistas sostienen que Washington mejora sus relaciones con México y recompensa su cooperación en la cruzada contra el terrorismo.

Policías norteamericanos de varias dependencias controlan desde Navidad la información sobre la salida de los vuelos hacia EE UU, residencia de cerca de 25 millones personas de origen mexicano, pero no participan en los registros. El tráfico en esa dirección es intenso, con policías mexicanos a bordo, pero las reservas cayeron un 30%. Durante 2003 se desplazaron cerca de 10 millones de mexicanos, casi dos millones en avión: en su mayoría turistas, profesionales, familiares de braceros o braceros que se identifican como turistas para quedarse en el norte. La propuesta migratoria deBush disparó las esperanzas de muchos.

El presidente Vicente Fox la calificó de primer paso, "interesante", aunque "está más debajo de nuestras expectativas". El Congreso mexicano reaccionó con cautela, y a la espera, porque su preocupación inmediata es conocer el alcance de la colaboración bilateral. Fueron citados los ministros de Gobernación, Comunicaciones y Seguridad Pública. "¿Qué compromisos concretos hay? ¿Cuántos policías están? ¿En qué tareas? ¿Cuál es su estatus migratorio?", se preguntó Silvia Hernández, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, y miembro del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), primer partido mexicano, con mayoría relativa en las dos cámaras.

La legisladora al frente de la Comisión de Exteriores acepta la cooperación antiterrorista, aunque sin humillaciones, ni comportamientos denigratorios. Los hubo, según los visitadores de la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Un pasajero debió morder un queso, otro abandonó en tierra una caja de bombones que alguien imaginó explosivos y una señora fue invitada a aplicarse su frasco de perfume para descartar que fuera algún tipo de arma química.

Un viajero con destino a Bogotá debió apurar varios lingotazos de una botella de tequila, dislate observado por un periodista de El Universal, para demostrar que el líquido no era venenoso, ni inflamable. Algunas colas se inflamaron mucho porque los retrasos fueron de hasta cuatro horas y gente proba pero de traza no convencional escamó a aduaneros maliciados y quedó casi en pelotas. Una joven denunció el morboso buceo visual de un inspector por bragas y sostenes y la excesiva aplicación de algunos en el cacheo de contornos femeninos. Fueron casos extremos, pero reveladores del celo.

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La oposición esgrime que el Ejecutivo fue torpe y engañoso en la explicación de las nuevas cautelas aduaneras y los límites de la coalición policial con EE UU. El secretario (ministro) de Gobernación, Santiago Creel, había ocultado a finales de año la intervención de agentes del FBI en la seguridad aeroportuaria, pero finalmente la admitió porque era evidente. La avala la Alianza para la Frontera México-EE UU, firmada en 2002 por los dos países y la secretaria de Gobernación invocó ayer el anexo 17 del Convenio sobre Aviación Civil Internacional de 1994 sobre garantías aéreas. Fox considera "muy normal" el trabajo de los agentes del FBI en México, porque "no se violan leyes y mucho menos nos quita soberanía".

La vigilancia es necesaria porque "imagínense qué pasaría si sucede algún percance y no hubiéramos tomado medidas", agregó. Para la CNDH las inspecciones son frecuentemente abusivas o humillantes. Continuarán hasta nuevo aviso porque se teme que México, que comparte 3.200 kilómetros de frontera con EE UU y 310 millones de cruces anuales, pudiera ser punto de arranque de atentados, según la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR).

"Se tiene iniciada una averiguación previa en la Procuraduría, se mantiene estrecho intercambio de información con EE UU sobre todo ante la probabilidad de que pudiera existir algún atentado en contra de alguna instalación aeroportuaria en México", manifestó José Luis Santiago, responsable de Investigación de la fiscalía.

Fox saluda al líder del Senado de EEUU, Bill Frist, antes de la reunión.
Fox saluda al líder del Senado de EEUU, Bill Frist, antes de la reunión.EFE

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