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VISTO / OÍDO
Columna
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Víctimas burguesas

El Partido Socialista va a emitir fragmentos del programa que se dirige a las víctimas burguesas hechas por la extrema derecha parlamentaria. Es un partido "obrero", pero ¿no son los burgueses los obreros? Los trabajadores tienen otro color de piel, vienen de otros sitios, están explotados como antes lo estaban los ibéricos. Pero no votan. El obrero burgués no los admite mal, sobre todo el falso propietario: tendero, dueño de un piso, padre con hijos en la escuela. Digo falso porque todo es del banco, sus hijos no se pueden ir de casa, pasan por contratos pérfidos con los que se deshace la gran conquista de algunas revoluciones del XIX y el XX, de una República y de un franquismo que tenía miedo a la resiliencia de los rojos, con URSS y todo. Sin ella, por cierto, la venganza patronal se desencadenó.

El PSOE va publicando reformas. Lo que llamaríamos con frase aparentemente obscena el paquete sexual: aborto, divorcio, uniones de hecho, homosexuales. Camino de una dignificación de algo que lleva siglos reducido a la clandestinidad, muchas veces asesinado, otras castigado. De la ultraderecha se sacó muy poco. Y los tiempos han cambiado. El divorcio necesita otra legislación igualitaria, y no punitiva. Emite el partido la reforma de la escuela: alternativa entre la clase de religión, otra asignatura o un recreo para que vuelva atrás la pasión de lo que ordena un Gobierno elegido entre Opus y alguna otra secta, homosexuales casados y rojos pasados al oportunismo. Es un pequeño arreglo. Lo que se esperaba de ese partido, por su tradición, sus discursos, sus prisiones y sus muertes en el paredón, era el laicismo. El laicismo no necesita la beatería de Chirac: vayan los alumnos con o sin velo, y estudien. Lo que necesita es no enseñar religión, y si la vida fuera ya normal, enseñar lo que los pueblos aún sufren bajo las religiones: enseñarles que no era verdad lo que alienaba a las gentes y las llevaban a la hoguera porque sabía que el fuego del infierno era mentira: que sufran aquí, en la tierra. El socialista es un partido burgués, y defiende a las víctimas burguesas de la derecha cerril. ¿Quién va a defender a las que ni siquiera son trabajadoras, quién va a sacar de la clandestinidad a los oscuros, quién restaurará los tribunales mixtos de hace sesenta años?

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