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Crónica:FÚTBOL | Decimoctava jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un gris Sevilla se impone al Albacete

El Sevilla salió ayer a jugar achampanado. No como si fuera una botella de sidra con ínfulas (aunque esa definición también tienta), sino como con el cava navideño sin digerir totalmente. En definitiva, con una buena torrija posvacacional, que se tradujo en una primera parte de fútbol de garrafón. La razón de su victoria estuvo en la candidez del Albacete y la temprana expulsión de su zaguero Buades.

El Sevilla tiene un problemón de estilo. En la defensa estaba el tembloroso novato Óscar, en lugar del sancionado Pablo Alfaro. En la banda izquierda, Reyes, idolatrado desde que usaba tacatá, lleva con enfado adolescente su ubicación táctica junto a la cal. Aún así, su calidad fue suficiente para sacarse un pase de gol y otros tres que debieron serlo, a no ser por la empanada que tenía Antoñito ayer y por un tropezón de Alves.

SEVILLA 2 - ALBACETE 0

Sevilla: Esteban; Daniel Alves, Javi Navarro, Óscar, David; Podestá (Antoñito, min. 46), Martí; Redondo, Baptista, Reyes (Antonio López, min. 90); Darío Silva (Germán Hornos, min. 87).

Albacete: Almunia; Oscar Montiel, Pablo, Buades, Paco Peña; Alvaro (Unai, min. 46), Viaud; Redondo, Pacheco (Mikel, min. 73), David Sánchez (Pablo García, min. 82); y Aranda.

Goles: 1-0. M. 40. Julio Baptista. 2-0. M. 94. Antoñito.

Árbitro: Téllez Sánchez. Expulsó con tarjeta roja directa a Buades (min. 36) y a Aranda, por doble amonestación. Mostró amarilla a Viaud, David Sánchez, Unai, Redondo, Baptista, David y Daniel Alves.

40.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.

Por la derecha la cosa es más esquizofrénica. Se supone que Redondo le hace las coberturas a Alves para que éste suba e intimide, aunque la anarquía táctica del brasileño hace que en ocasiones se despilfarren los puestos de lateral y el de interior. Cuando funciona, es un arma poderosa pero, cuando no está reglado, el pánico llega a la defensa y la medular sufre. Por el momento, esta disposición sólo fue realmente interesante en la goleada al Madrid. Baptista empezó de mediapunta y metió un gol, pero su lugar no es ése y Caparrós le retrasó en la segunda mitad. Lo de Darío Silva ya casi ni levanta protestas del público. Le faltan ritmo y ganas y lo único que hace bien son los brincos de saltimbanqui que regala a cada entrada que le hacen.

Pero los problemas del Sevilla se enfrentaron a un equipo bondadoso, perdonón. El Albacete tiene fútbol, pero le falta un jugador de calidad. No hace falta que sea de galaxia, con uno de constelación el equipo manchego despertaría mucho más respeto.

Su disposición y disciplina en el campo son meritorias, pero la juventud de algunos de sus integrantes se traduce en falta de cuajo del conjunto. David Sánchez se mueve bien y regaló al partido un regate de tacón en la frontal del área sevillista. Sin embargo, da sensación de indolencia, su calidad es fría, poco competitiva. En ocasiones recuerda a la de algunos jugadores de la llamada Quinta del Mini Estadi. Se notó mucho la falta de Parri y Delporte. Las bandas no existieron para el ataque del Albacete.

Aranda es uno de esos jugadores de calle tan amados por la épica futbolística. Nacido en una barrio marginal malagueño, es un delantero ceñudo y protestón que siempre intenta engañar a la autoridad. Ayer se ganó la roja por recordarle al árbitro una agresión que sufrió este último con un teléfono móvil en un partido de Copa, en Castellón. Poco más.

Aún así, la expulsión de Buades fue determinante. Viaud se vio forzado a trabajar a destajo, hasta que Ferrando sacrificó en el descanso a Álvaro para meter a otro defensa, Unai.

El Sevilla se acerca a las plazas de competición europea gracias a un partido deleznable en el juego y el espíritu. La duda que despierta el momento del equipo andaluz es si sufre de un malestar pasajero o si necesita bisturí.

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