Pochettino, de la Copa a la cola
El central, descubierto por Bielsa y Griffa, regresa al Espanyol, que abandonó tras ganar el título copero y con el que ahora afronta una situación desesperada
Hace 18 años, durante una fría madrugada, en Murphy, Argentina, dos cazatalentos despertaron a uno de los chavales que ese mismo día había liderado al equipo de fútbol de ese pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe. Mauricio Pochettino se restregó las legañas antes de dar fe de que no estaba soñando, de que aquellos dos señores que le proponían fichar por el Newell's Old Boys eran Marcelo Bielsa, hoy director técnico de la selección argentina, y Jorge Griffa, el ex defensa del Atlético de Madrid. Ambos trabajaban por entonces como catazatalentos del equipo de Rosario. Pochettino empezó así su carrera, sin necesidad de agentes ni intermediarios. El central argentino alcanzó una bien ganada fama de profesional serio y de defensa expeditivo y con capacidad de liderazgo. Después de seis años en el Newell's, con el que se proclamó campeón en 1991, emprendió la aventura europea y en 1994 fichó por el Espanyol. Culminó seis temporadas y media y 214 partidos de Liga en el equipo blanquiazul con la consecución del título de Copa del Rey en 2000.
Poco duró la alegría en Montjuïc. Durante las semanas siguientes empezó el sorprendente desmantelamiento de aquél equipo que hizo historia y que alimentó a otros muchos clubes: Cavallero (Celta), Cristóbal (Paris Saint Germain), Sergio (Deportivo), Galca y, el pasado verano, Roger (Villarreal). Luis Fernández, entrenador del Paris Saint Germain, necesitaba un hombre expeditivo que cerrara la defensa del equipo parisino junto a Déhu. Eligió la opción de Pochettino, tras descartar las de Hibic (Atlético) y Djorovic (Celta). Sus 70 partidos convencieron en la Liga francesa y el Girondins de Burdeos logró ficharlo.
Pero Luis Fernández, que había dejado el PSG, fue precisamente quien relevó a Javier Clemente hace dos meses al frente del banquillo del Espanyol. Ahora, el técnico francés recurre de nuevo a Pochettino con la intención de poner fin a la vulnerabilidad de una defensa que, junto a la nulidad realizadora de sus compañeros de vanguardia (23 tantos encajados por 12 anotados), ha dejado al Espanyol en una situación desesperada, el último, con sólo 8 puntos, tras 17 jornadas.
Si el equipo de Fernández desea mantener la categoría, su reacción no puede demorarse ni un instantes más. Pese a que Pochettino no refrendó su fichaje hasta el último día del año recién acabado, el entrenador le hará debutar probablemente hoy mismo con el objetivo de vencer al Mallorca, 11º en la tabla con 15 puntos más que el Espanyol. El club blanquiazul, zarandeado por todo tipo de calamidades -trece expulsiones, siete penaltis en contra, receptor de los goles más estrambóticos y lastrado por lesiones e incluso la depresión que sufre uno de sus centrales, Soldevilla- precisa de un revulsivo mayúsculo. Ha removido a fondo el mercado invernal y ha pretendido incluso a Rivaldo. Pero, de momento, Fernández tendrá que ir tirando con lo que ya tenía y Pochettino. A sus 31 años, el expeditivo central argentino, que mide 1,82 metros y pesa 80 kilos, y que ha sido internacional en 17 ocasiones, ya imparte doctrina en Montjuïc: "La situación es muy complicada pero afronto con optimismo e ilusión la nueva etapa. En la decisión de regresar no he tenido que renunciar a nada. Al cruzar la frontera, mis hijos mostraron su contento y ese estado de ánimo vale más que el dinero", dice. No en vano, dos de sus hijos nacieron en Barcelona, donde desea establecerse una vez que se retire del fútbol. Es algo que todavía ve muy lejano. "Me siento joven y las lesiones me han respetado. Como siga así, voy a superar a Donato (jugador del Deportivo que se acaba de retirar con 40 años). He vuelto a mi casa. Para mí es un desafío muy importante".
Por el momento, Pochettino jugará en el Espanyol en calidad de cedido hasta el final de la temporada. Después, en función de si el equipo logra lo que ahora mismo parece una utópica salvación, se dilucidará su situación contractual con el Girondins.
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