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Columna
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El aguilando

El formato andaluz del aguilando (o aguinaldo) procede de la costumbre romana de repartir vino, regalos y algún dinerillo en las revueltas calendas de este último mes. Era cuando los ritos solares del solsticio de invierno se mezclaban con las ruidosas fiestas de Saturno, se recuperaba la utopía social de que ya no había amos y esclavos, emborracharse resultaba casi obligatorio y se permitía bromear con los señores. Incluso se nombraba un rey efímero, por la suerte de los dados, que podía ordenar las cosas más peregrinas. El cristianismo, al hacerse cargo de estas prácticas sociales, tan subversivas como divertidas, igual que en otros casos las fue degradando, y aburriendo, hasta convertir las raciones extra en una simple dádiva con la que los señores se dejaban caer por estas fechas. Una especie de limosna oficiosa, por el bien del sistema. En mis últimas pesquisas por las tradiciones orales de Andalucía, me he vuelto a encontrar este mismo mes, en Martín de la Jara (Sevilla), unos viejos campanilleros que yo creía más orientales (también es oriental la sinonimia de "villancico" con "aguilando"), con los que los pobres incitaban a los ricos a ser generosos en este tiempo: "¿De quién será esta casa con tantísimos balcones? Es de, / Dios le dé muchos millones". Claro que si el rico no bajaba a la calle a cumplir, se le cantaba la siguiente: "El aguilando te pido, / si no me lo quieres dar / que se te seque la tripa / la tripa del cagalán". (Jauca, Almería).

Los señores del PP no parecen haberse bajado todavía del balcón. Coincidiendo con el final del ejercicio, y a modo de estipendio rumboso, el Ayuntamiento de Cádiz va a recibir del Gobierno la bonita suma de 25 millones de euros para gastos extra, en virtud de un estatuto de imaginaria insularidad. (Que se sepa, la ínsula siempre fue San Fernando, pero como allí el alcalde no es del PP, le quitan la Escuela de Infantería de Marina, para que el señor Trillo pueda darle otro generoso aguilando a su pueblo, Cartagena). Ya ven que lo de ser un auténtico señor es algo que se lleva en la masa de la sangre y viene de antiguo, aunque sea amañado por el capitalismo católico. Son así y no lo pueden remediar.

Un poco más a lo grande, también el PP nos ha enviado a los andaluces en general el anuncio de otro aguilando. Eso sí, para el año que viene y si somos buenos. La oferta se acerca más a lo de los Reyes Magos, que es otro tiempo de regalos de ilusión (de ilusión deriva "ilusionado", pero también "ilusorio" e "ilusionista"): 2.500 millones de euros, con tal de que les votemos y acabemos con la "crispación", el "insulto" y la "confrontación", las tres palabras mágicas del repertorio aznarista, usque ad náuseam, en todas las proclamas de estos bomberos pirómanos.

Pero miren por dónde, y como por la boca muere el pez, ya sabemos en cuánto valoran los señores la dignidad de los andaluces. No en los 5. 000 millones que nos deben, sino justo en la mitad. El trato de la burra anda también por medio en estos cambalaches del partido de los ricos. Parece que los estuviera oyendo en medio de la calle Sierpes: "Mira, ni pa ti ni pa mí. Partimos por la mitad y no se hable más. Ni censo, ni sentencias judiciales, ni pimientos en vinagre". Pero recuerden: sólo si somos buenos.

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