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El derechista Berger es elegido presidente de Guatemala con el 54% de los votos

El candidato derrotado, Álvaro Colom, rechaza una invitación a participar en el Gobierno

El derechista Óscar Rafael Berger Perdomo, un abogado de 57 años, fue elegido presidente de Guatemala en segunda vuelta el pasado domingo. Computado el 100% de los votos, Berger alcanzó 1.235.303 votos (54,13%). Su oponente, el centrista Álvaro Colom Caballeros, obtuvo 1.046.868 sufragios (45,87%). Colom rechazó ayer una invitación de Berger a participar en el Gobierno. El líder electo busca contener a la segunda fuerza en el Congreso: el partido del general Ríos Montt. La participación fue del 46,78%, algo más de 11 puntos menos que en las generales de noviembre.

Apodado El Conejo desde los años parvularios por la protuberancia de sus dientes y la manera en que sus orejas sobresalían del casco de béisbol, deporte al que es muy aficionado, Berger alcanzó la primera magistratura en unas elecciones de segundo hervor, pues en la primera ronda, celebrada el 9 de noviembre pasado, no obtuvo el 50% más uno de los votos, como lo exige la ley guatemalteca.

El triunfo electoral de Berger en la segunda vuelta no constituye ninguna sorpresa. Fue anunciado por todas las encuestas realizadas desde el momento en que el Tribunal Supremo Electoral (TSE, máxima autoridad en la materia) convocó a elecciones. El conteo particular de la alianza de tres partidos de nuevo cuño que apoyaron a Óscar Berger -Partido Patriota (PP), Partido Solidaridad Nacional (PSN) y Movimiento Reformador (MS)-, permitió que, en un gesto poco usual, se proclamara vencedor al filo de las 21.00 horas locales del domingo (cuatro de la madrugada de ayer, hora peninsular española).

Berger fue recibido por una multitud en la sede partidaria, adonde llegó caminando desde su residencia, ubicada a unos 350 metros. Iba acompañado de su esposa, Wendy Widmann, a quien traicionó la emoción al grado de no poder contener las lágrimas. Después de trepar a una tarima construida ex profeso, Berger se dirigió a sus delirantes partidarios iniciando sus palabras con un gesto conciliatorio. "Invito a Álvaro Colom a que se una a nuestro Gobierno. Al esfuerzo por construir un nuevo país", expresó. Sin embargo, Colom, que reconoció su derrota, rechazó la invitación. "Le agradezco la invitación que me hizo, pero por respeto a más de un millón de guatemaltecos que rechazaron su opción, no la acepto", dijo.

El país destrozado económica y moralmente que dejan como herencia los cuatro años de Portillo-Ríos Montt demanda un esfuerzo supremo. El último informe de la Misión de Naciones Unidas en Guatemala (Minugua) lo sintetiza con rotundidad. "Lamentamos que la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la injerencia del Ejército, el ambiente de intimidación, el deterioro de los derechos humanos y la discriminación contra los indígenas eclipsen los logros obtenidos", reza el informe.

Un Congreso (legislativo, unicameral) dividido y con Ríos Montt como segunda fuerza, complica más las cosas. De los 158 escaños, Berger cuenta con 47. Sin embargo, Ríos Montt tiene 43 diputados a los que puede sumar los votos de congresistas a los que el viejo general, hábil titiritero, maneja a placer. En esas condiciones, negociar con Efraín Ríos Montt, necesitado de algún abrigo de impunidad para no tener que responder por los delitos de lesa humanidad que se le imputan, será una tarea ardua. La mano tendida a Colom (32 escaños) podría dar algún margen de maniobra al próximo mandatario, pero se visualiza difícil que esa alianza llegue a concretarse.

No es la primera vez que Berger se presenta como aspirante a la presidencia. Cuatro años atrás fue candidato del gobernante Partido de Avanzada Nacional (PAN), pero sufrió una derrota abrumadora por parte del actual mandatario, Alfonso Portillo, en lo que se considera un voto de castigo a la prepotencia del entonces gobernante, Álvaro Arzú Irigoyen, y a la manera dudosa en que se privatizaron las empresas del Estado.

Óscar Berger (derecha), ganador de las elecciones presidenciales de Guatemala, junto a su candidato a la vicepresidencia, Eduardo Stein.
Óscar Berger (derecha), ganador de las elecciones presidenciales de Guatemala, junto a su candidato a la vicepresidencia, Eduardo Stein.EFE

El 'conejo' de la suerte

Óscar Rafael Berger Perdomo, nieto de emigrantes belgas, nació en Ciudad de Guatemala el 11 de agosto de 1946. Es abogado y notario por la Universidad Rafael Landivar (jesuitas). Está casado con Wendy Widmann, miembro de una familia importante de cafetaleros, con quien procreó cinco hijos, quienes lo han hecho abuelo en tres ocasiones.

Su trayectoria política es más bien breve. Se inició en 1986 como concejal en el Ayuntamiento capitalino presidido por el después mandatario Álvaro Arzú. Cuando éste dejó el cargo para lanzar su candidatura presidencial, Berger asumió la alcaldía. Más tarde, fue elegido mayoritariamente para el cargo en dos ocasiones consecutivas, entre 1991 y 1999. Este último año renunció a la alcaldía para ser candidato presidencial del entonces oficialista Partido de Avanzada Nacional, pero fue derrotado abrumadoramente por el todavía mandatario, Alfonso Portillo.

Su vicepresidente será el también abogado Eduardo Stein, ex ministro de Exteriores (1996-1999), con quien Berger compartió pupitre desde los años parvularios en el colegio de los jesuitas. Stein, el empollón de la clase, todavía recuerda cómo tenía que esconder sus cuadernos y vigilar que Berger no le copiara en los exámenes. El Conejo, como gusta ser llamado en la intimidad, recuerda esos años con buen humor: "Vos no me dabas copia, pero ahora yo soy el presidente y soy tu jefe", comentó ante el jolgorio de un grupo reducido de correligionarios y periodistas.

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