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Columna
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Redada

Vuelve el delito político. Y aunque el PP jamás se atreva a usar la norma perpetrada para urdir razzias contra los nacionalistas, el solo gesto de empecinarse en solitario, y en medio de una de las mayores broncas de la democracia, nos ilustra una vez más sobre el espíritu "constitucionalista, conciliador y dialogante" con que se gobierna el timón de la patria: adversarios, al trullo.

Sin caer en la exageración libertaria de considerar las cárceles campos de exterminio, pero con El Vaquilla de cuerpo presente, convendremos que nuestras prisiones, más que instrumentos de reinserción, todavía se asemejan más a escuelas de delincuentes, fraguadoras de resentidos, caldo de cultivo y diseminadoras de adicciones y enfermedades.

Respecto a las redadas, sabemos que se hacen servir extraños cedazos entre cuyas mallas se escurren los tiburones más voluminosos, mientras la morralla social queda atrapada a veces de por vida (vaya mérito, capturar "peligrosos" inmigrantes de visita en un sindicato).

Entre los escualos bien alimentados figuran chorizos de altos vuelos, prevaricadores, acosadores... nacionales o internacionales , protegidos en su honor y su cargo hasta un segundo antes de dictarse sentencia condenatoria, o de cerrarse la reja a sus espaldas (véanse los casos de Dimas Martín, Ismael Álvarez, Arnoldo Alemán... que son algunos de "sus" chorizos, prevaricadores y acosadores).

También está la presunción de inocencia de, por ejemplo, ese pedazo de presidente de Diputación que es Carlos Fabra, otro ahorrador que tacita a tacita se ha hecho con unas cuantas chozas. Por el momento, su truculento caso sólo es una denuncia, pero hace tiempo que guardo una curiosidad insatisfecha: ¿quién corrió con los gastos del estreno, en el teatro provincial del Raval, de aquel pasodoble torero cometido por María Teresa Barrachina?: "...Gran caballero castellonero de gran solera de nuestro Castellón/Su simpatía y don de gentes. Su magnetismo no tiene rival. Él es un hombre de gran corazón, es trabajador y tiene tesón. Todo lo hace con gran ilusión poniendo siempre el corazón./Buena persona y hombre de honor./De gran talento es un portento/De simpatía y de buen humor...".

No dirán que no tiene delito.

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