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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Clima del clima

El cambio climático que está experimentando nuestro planeta como consecuencia de la actividad humana desde la revolución industrial se ha convertido en un problema científico de primer orden. Tanto es así que en el listado de los 10 grandes avances del año que hoy publica la revista estadounidense Science incluye en el tercer lugar los trabajos que han permitido que el cambio climático haya dejado de ser un concepto abstracto: a lo largo de 2003 se han publicado informes detallados de deshielos, sequías y comportamientos alterados de plantas y animales que muestran cómo el recalentamiento de la Tierra se manifiesta en cambios concretos.

Las evidencias son tan irrefutables que en la cumbre del clima que se celebró la semana pasada en Milán los partidarios del Protocolo de Kioto (el acuerdo internacional que trata de poner freno a las emisiones de gases de efecto invernadero) se mostraron convencidos de que dicho acuerdo deberá necesariamente sobrevivir y tendrá continuidad, a pesar de las reticencias de Rusia para ratificarlo y del boicoteo de Estados Unidos. Pero para que sobreviva deberá modificar sus objetivos, según apuntaron muchos de los asistentes a la cumbre. Hasta 2012 sólo los países desarrollados se han comprometido a reducir emisiones de los gases que producen el calentamiento global: es una manera de dar ejemplo y de pagar una deuda histórica con la humanidad. Pero esta situación no podrá mantenerse en el futuro y también los grandes países emergentes como China, India o Brasil deberán aceptar limitaciones.

Los expertos consideran que se ha de empezar a hablar de límites de distintos tipos. Por ejemplo, que sean por sectores: sólo se podrán producir determinadas toneladas de dióxido de carbono por cada una de acero fabricada. Un futuro de compromisos más flexibles puede animar a Rusia a ratificar Kioto, que en sus términos actuales le beneficia enormemente a corto plazo, pero podría perjudicarle a largo si se mantuvieran. También facilitarían una mundialización de los compromisos. Todo debe ensayarse para impedir que prosiga ese recalentamiento de nefastas consecuencias

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