Aznar se va
El presidente Aznar se despidió del Congreso de los Diputados, como presidente del Gobierno, el pasado miércoles. Días antes también lo había hecho Pujol en el Parlament de Catalunya, como presidente de la Generalitat. Pujol fue despedido con aplauso unánime de todos los diputados catalanes. Aznar, tan sólo recibió los aplausos de su grupo parlamentario. No podía de ser de otra manera. Como alguien ha escrito, se fue siendo "fiel a su estilo". El estilo "bronco y copero", de menosprecio a sus oponentes, para quienes no ahorra descalificaciones e insultos. En el último turno de preguntas de la legislatura que acaba, no se guardó de enfrentarse a Zapatero llamándole "insolvente" e "irrelevante". Es la forma en que Aznar entiende el debate político. Y es esa manera de comportarse del presidente del Gobierno -orgulloso, autoritario y prepotente- la que ha mantenido a lo largo de esta legislatura en que ha gobernado con mayoría absoluta. Es su talante. El talante que ha contribuido a crear el clima de crispación y confrontación que se ha instalado en la política española. Mal político éste Aznar que trata a sus oponentes no como adversarios sino como enemigos. No es un político con modales democráticos. Esto de la democracia no se ha hecho para él. Le gusta el mando único y sin réplicas. No ha admitido una crítica. Cuanto más se han criticado sus actuaciones, en las que ha habido no pocas equivocaciones y errores, más se ha engallado y ensoberbecido acudiendo a la práctica de "sostenella y no enmendalla". Si esa forma de ser ha resultado perjudicial para la política interior, no lo ha sido menos para la exterior. Su actitud en la reciente Conferencia Intergubernamental sobre la Constitución Europea es buena prueba de ello. Sin olvidar el caso de la guerra contra Irak, en la que metió a España sin consultar con los grupos políticos parlamentarios, ni siquiera con el suyo, decidiendo por sí sólo aliarse con Bush y Blair en tamaña aventura. ¡Todo un demócrata! Esperemos que su sucesor, Rajoy, si llega a presidir el Gobierno, no siga el camino de su jefe. Puede hacerlo. Aznar se va. "¡Bon vent i barca nova!".
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