Manuel Boix exhibe su visión del paso del tiempo en los últimos 10 años
El artista presenta pintura, dibujo y escultura en la exposición de Bancaixa 'El gest, la mirada'
"La obsesión por el paso del tiempo" y dentro de ese devenir, por el hombre. Así explicó ayer Manuel Boix (L'Alcúdia, 1942) la idea que subyace en todo su trabajo artístico. Una importante selección de las obras que ha realizado en los últimos 10 años, que incluye piezas actuales inéditas, se exhiben desde ayer en la exposición Manuel Boix. El gest, la mirada. Organizada por Bancaixa, la muestra reúne pinturas, dibujos, esculturas, ilustraciones y una instalación.
El autor ha evolucionado hacia una precariedad de recursos, un arte más desnudo
A lo largo de estos 10 últimos años, Boix ha notado que ha experimentado una evolución hacia una mayor "precariedad de recursos plásticos", hacia un arte más despojado, más desnudo, como representa el hecho de utilizar más "el blanco y el negro". Su propósito es conseguir la emoción del espectador. El artista que ha reflejado como nadie en sus trabajos el juego de la pilota destacó la satisfacción que le produce que la emoción que experimenta por una de sus obras en particular, que considera la "mejor", coincida también con la opinión del espectador.
En relación con los diversos soportes que utiliza en su producción, Boix dijo que no tenía ninguna preferencia en especial, sino que lo que importante es "pasar cada minuto con satisfacción, creando una obra de arte independientemente del formato".
Lo dijo en la sala de la sede del Centre Cultural Bancaixa de Valencia que alberga una selección de su faceta como ilustrador y cartelista (más de 300 ha realizado). De hecho, la exposición, comisariada por Vicent Josep Escartí y la hija del artista, Anna Boix, ofrece "el gesto de pintor, de escultor, de ilustrador", comentó el primero. "Y al mismo tiempo, ofrecemos también la mirada, una ojeada a la producción boixiana de la última década en que el lenguaje del autor ha ido enriqueciéndose en la medida que, en parte, ha ido desnudándose, ganando en complejidad técnica al tiempo que hace juegos con elementos más básicos, fragmentos casi descontextualizados que llenen sus lienzos, sus obras", añadió el comisario.
Boix explicó que la figuración no tiene por qué enfrentarse a la abstracción, no hay ninguna "contradicción", porque el significado de la representación va más allá de lo que meramente se describe, para transmitir una ideas. "Una cosa son las apariencias y otra lo que son las cosas", agregó.
La exposición permanecerá abierta en la sala Damià Forment de Bancaixa hasta el 22 de febrero y recoge una veintena de cuadros de gran formato, en los que se puede apreciar lo que Escartí llama la pintura y la negación de la misma, como el Rostre que inicia la desfiguració o El somni d'Ofèlia. Respecto a la obra escultórica, la muestra reúne piezas pertenecientes a la serie El punt dins del moviment, sobre el juego de la pilota, y la colección Els desequilibris d'Otó, que creó para la feria de Arco.
Entre las obras expuestas, figura La maleta del pintor, una instalación que confeccionó a raíz de su viaje a Nueva York en 1987 con una beca de estudios. Se trata de un conjunto de obras de pequeño formato, algunas de difícil catalogación, como se dice en el completo y cuidado catálogo de la exposición. Boix contó que durante su estancia de cuatro años en la ciudad de los rascacielos estuvo colaborando en la revista de libros de los sábados del New York Times haciendo las ilustraciones de las críticas de obras europeas, tras enviar una selección de su trabajo al prestigioso diario.
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