Javier Bardem asegura que tras interpretar a Ramón Sampedro no teme a la muerte
El actor, que termina su trabajo con Amenábar, rodará 'Collateral' con Tom Cruise
Cinco horas de maquillaje y 11 horas de rodaje diarias metido en una cama han dejado a Javier Bardem baldado. La semana pasada terminó Mar adentro, de Alejandro Amenábar, y oculta bajo una gorra un pelo casi al cero por su interpretación del tetrapléjico Ramón Sampedro, el incansable luchador por la eutanasia que terminó quitándose la vida. El actor confesó ayer en Madrid que su experiencia le ha hecho perder el miedo a la muerte. Pronto viajará a Los Ángeles para actuar en un pequeño papel en Collateral, de Michael Mann, junto a Tom Cruise.
"Después de hacer esta película tengo menos miedo a la muerte. Me ha puesto en contacto con mis limitaciones. Sampedro es el paradigma de la impotencia y el máximo exponente de impotencia para el ser humano es la muerte", contaba ayer Bardem. "La gente espera una película oscura, un debate sobre la muerte, y en realidad se trae a la pantalla el amor fuera de lo común que sentía Sampedro por la vida", añadió el actor, que trabajó con enfermos del Hospital Nacional de Tetrapléjicos de Toledo. "Sampedro era un iluminado que estuvo 28 años en la cama y pasó a un limite de la conciencia que no podemos imaginar. Tenía perfectamente meditada la muerte, como lo demuestra en su libro Cartas desde el infierno, una obra de debate a la altura de Dostoievski", prosiguió.
Todo son buenas palabras hacia el director: "Ha sido un rodaje muy suave, sin ningún sobresalto debido a la magnífica orquestación de Alejandro Amenábar, que tiene un temple, un cariño, una paciencia, un talento y un respeto muy particular". "Siendo el autor absoluto de la obra, no hace uso de esta autoría. Se la regala a los técnicos para que la hagan suya", opina. "Y en este proceso se ha encontrado a unos actores con un ímpetu y una fe en lo que están haciendo muy bonitos. Los actores le han devuelto lo que había escrito". Bardem lamenta que no haya habido más tiempo para el ensayo,pero piensa que la desnudez ha sido completa. "No ha habido espacio para protagonismos ni para evaluaciones de si uno estaría mejor así o así. Cada uno ensayó en su casa y vino con una propuesta muy sincera".
En pleno rodaje supieron de la muerte en Francia del tetrapléjico Vincent Humbert y de la autoinculpación de los médicos. "La noticia fue una inyección de moral para todo el equipo. Esperamos que la película abra el debate sobre la legalización de la eutanasia", razona. Si es así, habrá valido la pena, dice, el trabajo de caracterización "descomunal". Cinco horas en maquillaje cada día y media hora de desmaquillaje. No lo oculta, pasó por todo tipo de estados: el enfado, la negación, el taoísmo... "He conseguido un gramito más de paciencia para mi vida", saca de bueno. Vuelve también a casa con lecciones de vida: "Como Reynaldo Arenas, Sampedro te enseña cosas para tu vida. Es una lección de tolerancia, paciencia, y de derecho a la elección que él llevaba al extremo como persona obligada a sufrir. Logró hacer de eso algo productivo y aleccionador que merece mi respeto". Afirma que él se habría rendido.
Bardem habló sin reservas pero luego temió haberse excedido dado el conocido secretismo de Amenábar. En su ánimo no estaba hacer declaraciones pues había acudido al Círculo de Bellas Artes de Madrid a la presentación del libro Cómo hacer cine. 'Éxtasis', de Mariano Barroso (Fundamentos), un compendio de entrevistas a técnicos y artistas que trabajaron en la cinta, entre ellos Federico Luppi, Joaquín Oristrell, Daniel Guzmán y el propio Bardem. En un ambiente distendido y gamberro, Barroso, Guzmán y él destriparon el disparatado rodaje. "Daniel, Leire y yo nos fuimos a Almería a lo que se supone era nuestra casa para vivir como los personajes. Éramos tres personas fuera de la ley. Hasta nos detuvo la Guardia Civil. Comíamos cualquier cosa, nos bañábamos sólo en el mar y así, cargados de adrenalina, nos fuimos a buscar a Mariano al aeropuerto. 'Estamos a puntito', le dijimos y él alucinado. Llegamos a un entendimiento más allá de lo emocional, intelectual y físico", recordó. "Fue un trabajo muy desgarrado en una época muy desgarrada de mi vida. Me gustaría repetirlo, pero tiene que ver con la edad y ahora me sería más difícil", argumenta. Hasta hace poco era Éxtasis la única película suya que le había gustado, "por la honestidad de la propuesta y la forma de contarla".
Antes de coger la puerta, Bardem quiso mostrar su " total confianza" en Mar adentro: "Ya no miraba el combo, pero si el resultado es el mismo que el rodaje estaremos a la altura de Sampedro, que es mucha". Eso se sabrá el próximo septiembre.
Babelia
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