El imam de Latifiya clama contra los delatores de los asesinos de los 7 españoles

El imam suní de Latifiya, la localidad donde fueron detenidas el pasado miércoles 41 personas presuntamente relacionadas con la muerte de siete agentes del CNI el 29 de noviembre, clamó ayer contra los "traidores que sirven a sus amos y ayudan a cometer malas acciones contra sus amigos y contra su tribu para obtener dinero y privilegios". Aludía, sin citarlos, a los vecinos que facilitaron a las fuerzas estadounidenses la identidad de los miembros del grupo liderado por Abu Abdulá, al que se atribuyen varios ataques en la zona contra militares y civiles de la coalición. El imam Sadún aprovechó su sermón del viernes para arremeter contra la redada realizada en el pueblo por tropas de la 82ª División Aerotransportada. "Necesitamos seguridad, pero los enfermos fueron sacados de sus casas y dejados en la calle en medio de la fría noche", denunció el imam. "¿Qué tiene que ver la seguridad con estos actos de agresión contra civiles?".

El sermón fue seguido en la mezquita por cientos de fieles y escuchado por los 7.000 habitantes de la población a través de altavoces. "Sólo unos pocos siguen a los que pagan, los demás son ciudadanos de segunda", aseguró. "Estamos viviendo tiempos muy duros en los que muchos se han vuelto enemigos de sus hermanos".

El imam no condenó el asesinato de los españoles. Al contrario, llamó a todos los iraquíes a movilizarse contra los extranjeros.

Pérdida de confianza

La intervención del líder religioso echa por tierra la confianza del jefe de la investigación, el teniente coronel estadounidense Pete Johnson, en que los vecinos que presenciaron la emboscada pierdan el miedo y denuncien públicamente a los agresores. Ayer, la anterior locuacidad de los habitantes de Latifiya con los medios de comunicación se tornó en mutismo. No era sorprendente. El imam les había aleccionado: "Cuando vine vi aquí a unos periodistas. ¿Les preguntásteis para quién trabajaban? ¿Para quién hacían fotografías? Sed cuidadosos y desconfiad de ellos".

De los 41 arrestados, dos agentes de la policía iraquí fueron puestos en libertad casi de inmediato. Los restantes, entre los que hay otros dos oficiales de policía, están legalmente "detenidos para interrogatorio", en manos del Ejército de EE UU, sin que se haya formulado ninguna acusación contra ellos. Esta situación, en la que carecen de abogado y no reciben visitas, podría demorarse durante meses, a juzgar por otros casos. Los jueces iraquíes no tienen competencia sobre los acusados de ataques contra las fuerzas de la coalición y Washington aún no ha resuelto si serán juzgados por tribunales militares estadounidenses.