¿Ahora sí?
No es mi intención ejercer de crítico de Francesc de Carreras, pero es mucho lo que escribe y múltiples las ocasiones para hacerlo. En su artículo El cambio ha llegado, publicado ayer, enmienda en parte otros en los que prácticamente había identificado dos esquemas básicos de orientación política en Cataluña: el eje izquierda-derecha o la disyuntiva nacionalista. Él creía que el pacto CiU-ERC era inminente y así lo dejó negro sobre blanco recientemente. Ahora parece ver en Esquerra valores que hasta ahora no adivinaba. ¿Es posible tener una visión progresista y catalanista al mismo tiempo? Muchos creímos que sí y apostamos por ello. Otros, como Carreras, criticaban a Maragall después de su derrota, argumentando que ese binomio era imposible y era por ahí por donde había perdido votos, olvidándose del voto españolista. Estoy de acuerdo con él en que seguramente hemos dejado atrás el nacionalismo identitario para pasar a uno cívico. Durante mucho tiempo algunos pensaron que tenían la fórmula perfecta para ser un buen catalán. No digo que no lo fueran, pero los que no opinábamos como ellos parecíamos destinados al ostracismo. Los tiempos cambian y Cataluña se ha de sentir orgullosa por ser ejemplo, una vez más, de civismo y pluralismo político.
