Barcelona acoge las primeras olimpiadas de hilo
La competición, que se celebrará el próximo 4 de mayo, consta de tres categorías: punto, ganchillo y bordado
El ganchillo está de moda, pero ahora se llama crochet y ya no se hacen tapetes para colocar encima de la tele, sino pequeños muñecos de ganchillo llamados amigurumis. De madres a hijas o de abuelas a nietas, el ganchillo traspasa generaciones y para muchas jóvenes, ha llegado para quedarse. “Descubrí esta afición a través de mi madre. Ella se apuntó a un curso, le vi haciéndolo y me generó curiosidad. También, empecé a ver vídeos de YouTube y entonces comencé a crear mis propias piezas. Descubrí que muchas chicas jóvenes también se interesaban por esto”, cuenta Anna Carreté. Detrás de ella está el perfil de TikTok e Instagram @an.ganxada que cuenta con más de 11.000 seguidores en TikTok y más de 112.000 likes. A través de las redes sociales, Carreté empezó a subir las piezas que tejía, a modo de diario. “Al principio no tenía intención de vender, pero poco a poco mis amigas me pedían prendas. Empecé a hacer fotos más profesionales y ahí comencé a vender mis creaciones. Mi cuenta empezó a crecer y me contactó una chica para participar en mis clases de tejer. Desde entonces mi hobby se convirtió en experiencias para las demás y se ha creado una comunidad de tejido”, expresa.
@an.ganxada Només falta unir 🌞🥺 #crochet #ganxet #ganchillo #crochetpattern
♬ Yes To Heaven Speed - DJ mesquazy
El próximo 4 de mayo se celebran las Hilompiadas, las primeras olimpiadas de hilo en Barcelona. Las organiza la mercería del barrio de Gràcia Punto Pelota, en el marco de la fiesta El comercio sale a la calle, organizada por el Ayuntamiento de Barcelona. La competición arrancará a las 11 de la mañana, frente al establecimiento de la mercería, en el número 16 de la calle Berga. Habrá competencias en tres categorías: punto, ganchillo y bordado, con pruebas de una hora y media diseñadas por artistas reconocidas en cada disciplina, quienes también formarán parte del jurado. “Las participantes, diez en cada categoría, lucharán por los premios teniendo en cuenta la creatividad, la técnica y la velocidad”, explica Julie Frène, dueña de la mercería. Después, se procederá a un aperitivo conjunto y por la tarde, la mercería ha organizado un taller para que puedan participar más personas. “En nuestras actividades noy no hay target concreto, ya que es un espacio superinclusivo”, afirma Frène.
Las inscripciones ya están cerradas, pero muchas personas han contactado con Frène con el interés de poder asistir, al menos, a ver cómo se desarrolla el evento. “La idea es que vaya creciendo año tras año”, asegura. La organizadora afirma que el objetivo de esta celebración es poner en valor estas actividades que se hacen para relajarse, pero en las que también se van acumulando muchos conocimientos y experiencias, además de ser “una buena manera de visibilizar estas prácticas que comparten muchas mujeres. Cada vez hay más perfiles en redes sociales, pero queda mucho por visibilizar estas prácticas”.
Para Anna Carreté ya no es solo tejer, se ha convertido en un trabajo. Da clases de dos horas de crochet entre semana en una escuela de Barcelona y organiza workshops regularmente. Normalmente, participan entre siete y ocho personas, de entre 25 y 50 años. La mayoría son mujeres, pero alguna vez ha participado algún hombre. “Hay perfiles de todo tipo. A veces vienen madre e hija. Es el momento de la semana para desconectar”, argumenta.
Más allá de la afición, para muchas tejer es una manera de ser más sostenibles dentro de la industria de la moda. “Conocí el crochet a través de mi madre. Lo veía como algo superaburrido, pero luego una amiga me lo explicó de otra manera. Me enseñó que ella estaba haciendo tops y cambié de idea”, cuenta Anya Delgado (21 años). La joven destaca la satisfacción de tener una prenda única y que es una afición antigua que se ha convertido en algo más creativo y moderno.
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