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Reportaje:

Una ley contra el velo

Movimiento en Francia contra el uso de símbolos religiosos en lugares públicos

Difícil quitarle solemnidad al gesto: los representantes de las iglesias cristianas de Francia -la católica, la protestante y la ortodoxa- convocaron ayer a la prensa para hacer público su rechazo ante el proyecto de legislar sobre el derecho a llevar o no símbolos religiosos en la escuela. "Una ley será sentida como una iniciativa discriminatoria", dijeron el obispo, el pastor y el monseñor. Los tres temen "un laicismo de combate ahora que nuestras iglesias se felicitaban de decenios de laicismo tranquilo" y dicen constatar que "donde la reivindicación islamista tiene más fuerza es en los guetos que hemos dejado que se creasen en los suburbios de nuestras grandes ciudades".

¿Por qué cantan a coro los representantes de la cristiandad gala? Sencillamente, porque ven cómo el islam se ha convertido en esos guetos en la "religión de los pobres"; porque las mezquitas y los imames realizan una labor social que antes desempeñaban iglesias cristianas y sindicatos, y también porque ese islam es beligerante contra el statu quo: desafía las leyes republicanas, convierte a las mujeres en seres de segunda categoría y defiende el odio como motor de la historia.

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En la escuela, oficialmente pública, laica, gratuita y republicana, las chicas con cara de ángel y pelo totalmente oculto tras un pañuelo no dejan de crear problemas. El velo no es un trozo de ropa neutral. Ese velo también impide hacer gimnasia o bañarse en la piscina al mismo tiempo que los chicos. En algunos casos incluso lleva a negarse a responder al profesor si éste no es profesora.

Los políticos se enfrentan: unos quieren legislar, dotarse de una ley que prohíba "todo signo de pertenencia religiosa", sean velos, crucifijos o kipas; los otros temen "convertir en víctimas" a los musulmanes, reafirmarles en su condición de perseguidos y reforzar así las corrientes más fanáticas.

La derecha y la izquierda se dividen en su interior. Alain Juppé y Jacques Chirac son hoy partidarios de legislar para aislar así en el interior de la UMP (Unión para una Mayoría Presidencia) al demasiado popular Nicolas Sarkozy, que se mostraba escéptico sobre la eficacia de un texto legal. Sarkozy, liberal clásico, defensor acérrimo del individualismo, prona la discriminación positiva, algo que Chirac estima "inconveniente" ante el principio republicano de la "igualdad".

La revista Elle ha organizado y acogido un movimiento de mujeres partidarias de legislar y contrarias al velo o pañuelo, que denuncian "porque nos remite a todas, musulmanas o no, a una discriminación de la mujer que es intolerable" puesto que "símbolo visible de la sumisión de la mujer en lugares públicos en los que el Estado, precisamente, ha de garantizar la estricta igualdad entre sexos". Entre las firmantes: la actriz Isabelle Adjani, de origen argelino; la cineasta judía Zabou Breitman; la socióloga Leila Babes; la editora Françoise Nyssen; la presidenta de Afganistán Libre, Chekeba Hachemi; las diseñadoras Sonia Rykiel e Inés de la Fressange; la filósofa e historiadora Elisabeth Badinter; las también actrices Nathalie Baye, Isabelle Huppert, Jane Birkin y Emmanuelle Béart; la directora de teatro Ariane Mnouchkine, o la antigua ministra Corinne Lepage.

Si sobre la eficacia de la ley puede haber dudas, mayores aún son las que existen sobre la capacidad de hacerla respetar. Los problemas vividos en algunos hospitales franceses hacen ridículos los problemas escolares. En Montreuil, un marido prohibió que a su mujer le hiciesen una cesárea porque el médico que debía atender a su esposa era un hombre. Tres días más tarde, en otro lugar, esa mujer daba a luz a un bebé muerto. En Lyón, la policía salvó a un ginecólogo de ser apuñalado por otro hombre al que el islam le ha metido en la cabeza que sólo él y otras mujeres podían ver a su esposa desnuda. En el mismo Lyón se multiplican los testimonios de doctores que no sólo no pueden hablar a solas con las pacientes, sino que, además, tampoco consiguen que éstas abran la boca: el marido, con barba y chilaba, responde por ellas. O de maridos que niegan a su esposa, cubierta por un burka y lanzando gritos de dolor, el derecho a una inyección epidural porque el anestesista es de sexo masculino.

De izquierda a derecha, las actrices Jane Birkin, Isabelle Adjani y Nathalie Baye, partidarias de que se legisle contra el uso del velo islámico.
De izquierda a derecha, las actrices Jane Birkin, Isabelle Adjani y Nathalie Baye, partidarias de que se legisle contra el uso del velo islámico.EPA / MIGUEL GENER

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