Dos semanas de negociaciones con intervención de Jordi Pujol
El principio de acuerdo al que han llegado el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) y Esquerra Republicana (ERC) cierra dos semanas largas de incertidumbres, desde que las urnas dieran -el pasado 16 de noviembre- la victoria a la candidatura de CiU, encabezada por Artur Mas. A falta de conocer si las direcciones de ambos partidos dan luz verde al pacto y de cómo se sumará a él Iniciativa per Catalunya, los convergentes vienen expresando desde el pasado viernes -día de la constitución del Parlamento de Cataluña- su desánimo creciente sobre la marcha de las negociaciones.
CiU, según fuentes de la propia federación, es consciente de que, tras el veredicto de las urnas, ha desaprovechado unos días de oro, en los que el PSC se empleó a fondo para diseñar su acercamiento a Esquerra Republicana.
El 17 de noviembre, tras la derrota del partido liderado por Pasqual Maragall, la iniciativa la tomó CiU. Fue el propio presidente de la Generalitat y de CiU quien comenzó a consultar a dirigentes veteranos del partido para conocer su opinión acerca de un eventual pacto con Esquerra. Jordi Pujol, que siempre ha huido de frentes nacionalistas, expresó su voluntad de sumar al acuerdo a los socialistas, previa decapitación de su líder, Maragall.
Pero el primer secretario del PSC, José Montilla, comenzó a accionar palancas. Era consciente de que el relevo de Maragall abocaba el partido a una profunda crisis y a la elección de un sucesor, acontecimiento que en los partidos de izquierda desemboca en una ceremonia de antropofagia política.
Contactos fallidos
Montilla, además, había mantenido desde antes de las elecciones contactos estrechos con los dirigentes de Esquerra, lo que facilitó en gran manera el camino posterior. Pujol, al ver que la situación se le escapaba de las manos, decidió contactar con el PSOE, para hacer entrar en vereda a los compañeros. Pero las llamadas no surtieron efecto.
Fueron fallidos los intentos de contactar con José Luis Rodríguez Zapatero y con Felipe González, según los socialistas. Y no sólo eso, sino que el comité federal del PSOE dio el espaldarazo que Maragall y Montilla necesitaban. El viernes siguiente a las elecciones, el comité federal de los socialistas españoles bendijo el Gobierno de la izquierda plural en Cataluña.
Pujol lanzó su órdago y decidió reunirse con el líder de Esquerra, Josep Lluís Carod. Lo hizo en dos ocasiones y dejó al margen a Artur Mas, su sucesor. Pero Pujol, a juzgar por los resultados, parece haber perdido su vieja autoridad sobre la nueva Esquerra Republicana.
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