_
_
_
_
FÚTBOL | Historias del 'calcio'
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El Milan y la suerte

Enric González

Fue un gol extraordinario. El balón voló veinte metros a velocidad de obús, en los diez restantes adoptó el giro perverso de la folha seca y pasó entre los tres palos como un suspiro de aire frío. Bucci, el arquero del Empoli, no se movió siquiera, hipnotizado por el prodigio. A falta de 10 minutos, el jovencísimo Kaká dio una nueva victoria al Milan y mantuvo a su equipo en la cabeza de la clasificación. De un partido gris, que debía haber acabado con empate a cero y entre bostezos, los rojinegros sacaron, gracias a un rasgo de talento y de fortuna, tres puntos: ya son 30 en doce partidos, una racha que no logró ni el gran Milan de Baresi y Van Basten.

El Milan, que no juega bien, demostró una vez más que tiene a la suerte en plantilla.

La suerte, es verdad, se busca. Y hubo que ir a Brasil a buscar a un chaval de 20 años como Kaká, un anti-Rivaldo por alegría y sociabilidad; llevarlo a Milán y apostar por él. También es verdad que Carlo Ancelotti acertó al retirar a Pirlo en el minuto 29 de la segunda parte e introducir a Kaká con la orden de disparar desde lejos. Pero aquel tiro remoto podría haberse desviado unos centímetros, o unos metros, y no lo hizo. Al Milan le salen bien las cosas.

Incluso la marcha de Rivaldo ha estado envuelta en fortuna: la baja voluntaria -y agradecida por la grada- del ex barcelonista ha ahorrado unos cuantos millones a la sociedad de Silvio Berlusconi.

La fuerza del Milan está en la defensa. Y ahí también hay suerte, en forma de longevidad insólita. A la edad en que otros se jubilan, Maldini ha alcanzado el nivel mayestático de los realmente grandes y parece controlar el balón por telepatía. Con otro anciano, Costacurta, por la derecha; con Pancaro, que no es viejo pero lo parece, por la izquierda, y con Nesta como secretario y sucesor, Maldini ejerce de rey: el Milan lleva siete partidos sin recibir un gol.

El Milan ganó en mayo la Champions; por penaltis y sin grandeza, pero ganó. El próximo fin de semana estará en Yokohama para disputar al Boca Juniors la Copa Intercontinental. Y encabeza la clasificación italiana pese a la baja de Inzaghi y la mediocre temporada de Shevchenko.

Al fin y al cabo, el Milan es de Silvio Berlusconi. Y, si un hombre como Berlusconi ha llegado donde ha llegado, ¿cómo podría fallarle la suerte a su equipo?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_