El "preocupante" ascenso de la inseguridad
Con la llegada de la Constitución, lógicamente bailaron las cifras de sentencias judiciales condenatorias, porque los delitos también cambiaron. En los últimos años de la dictadura el número de condenados creció desde los 25.650 de 1960 hasta los 44.540 de 1974. Ya en el periodo constituyente disminuyó el número de condenados por la incertidumbre sobre cómo quedarían tipificados aquellos delitos propios de la dictadura, asociacionismo ilegal, delitos de imprenta o contra el orden público. Éstos originaban alrededor de 7.000 condenas anuales. Antes de 1980 ya se habían derogado los delitos de adulterio y venta de anticonceptivos, entre otros. De aquella etapa son especialmente significativos los delitos de terrorismo de ETA, GRAPO y FRAP.
Los delitos y las faltas han experimentado un "moderado pero constante" incremento desde entonces, superado el repunte de 1983 y 1984, algo que el INE considera "preocupante". En 2001 las infracciones alcanzan casi los dos millones al año, para preocupación de los ciudadanos, como demuestran las encuestas de opinión. De ellos, los delitos contra el patrimonio son los más numerosos, y han pasado de 754.872 en 1998 a 820.760 en 2001. Los homicidios y asesinatos se han incrementado en ese mismo periodo en 252, pasando de 1.063 a 1.315. Los delitos de terrorismo se han multiplicado por siete en cuatro años, de 231 en 1998 a 1.400 en 2001. Esto es así porque se incluye en ellos la lucha callejera.
La población reclusa se ha multiplicado por cinco desde 1978. En las cárceles había el año pasado 51.882 personas, 13.400 de ellas extranjeras.
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