El Parlamento de Italia aprueba una ley favorable al imperio mediático de Berlusconi
El Parlamento italiano aprobó ayer una controvertida ley de medios de comunicación que los sectores críticos afirman que favorece al imperio empresarial y periodístico del primer ministro, Silvio Berlusconi. La ley, que fue presentada hace cerca de tres años, fue aprobada por las formaciones del centro-derecha italiano que integran la coalición gubernamental frente a la dura oposición de los partidos del centro-izquierda, de algunos propietarios de periódicos y de directivos de la RAI, la radiotelevisión pública.
La oposición sostiene que la legislación aprobada favorece al conglomerado periodístico Mediaset, a la editora Mondadori y a la mayor firma publicitaria, todos ellos controlados por el holding Fininvest, de la familia de Berlusconi. Los partidarios del Gobierno alegan que la nueva ley impulsará nueva vitalidad en el rígido mercado de los medios y permitirá a la muy protegida industria italiana negociar con los competidores extranjeros, así como fijar un marco para el desarrollo de la televisión digital.
Tras dos pases por la Cámara de Diputados y otros tantos por el Senado, el decreto Gasparri llamado así en honor del ministro de Comunicaciones, se ha convertido en ley, si bien la oposición ya ha anunciado que pedirá que el jefe del Estado, Carlo Azeglio Ciampi, no refrende esta norma por considerar que incluye aspectos que son contrarios a la Constitución.
Privatización de la RAI
Entre las novedades figura el inicio, antes del 31 de enero de 2004, del proceso para la privatización de la RAI, aunque algunos sectores concretos de la empresa pública no podrán ser vendidos, al menos, hasta el año 2006. En el futuro, el Estado sólo retendrá el 1% de la compañía, aunque mientras tanto podrá intervenir en el nombramiento del Consejo de Administración, que pasará de cinco a nueve miembros.
La ley permitirá asimismo la propiedad de televisiones y de periódicos a partir del año 2008, lo que significa una novedad respecto a la actual situación que la oposición considera que beneficia a Berlusconi, dueño de tres canales televisivos privados. No obstante, la nueva norma fija algunos elementos tendentes a evitar el monopolio, como por ejemplo un techo máximo para la consecución de ingresos. Esta limitación deberá ser todavía establecida en nuevas disposiciones y tendrá en cuenta ámbitos como la publicidad, los abonos o la venta de contenidos, entre otras variables.
Otra de las aportaciones se refiere a la aceleración de las transmisiones en tecnología digital de modo que el 1 de enero de 2004 la RAI debe haber cubierto la mitad del territorio italiano y un año después alcanzar el 70%. Antes de que termine el año 2006 la digital será la técnica de transmisión.
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