El manual del buen visitante
El Racing asfixia al Athletic y remonta con paciencia en otro gran partido a domicilio
Fue irse Piterman, el elemento curioso de la Liga, llegar Lucas Alcaraz, el elemento novedoso del campeonato, comprar el manual del buen visitante e hincharse a ganar partidos a domicilio. El Racing cumplió en San Mamés, una por una, con todas las páginas del fútbol a domicilio. Lo primero, tranquilidad, aunque te hagan un gol a los diez minutos (un bello tanto de Jonan García que estrenaba su cuenta en Primera División). En tales casos, se mantiene el guión previsto y se sacuden las secuelas del accidente. Tranquilidad para sobreponerse a la fragilidad defensiva del equipo que, por ejemplo, concedió a Urzaiz todos los balones de cabeza que disputó el jugador navarro -los centrales racinguistas decidieron ausentarse de esa pelea-. Sosiego para encajar el primer vendaval rojiblanco que pudo romper el partido en un apoteósico penalti de Pablo Casar a Ezquerro, que le pilló al árbitro viendo cómo llovía y al asistente, que lo tenía de frente, saludando a un familiar en la grada. Templanza para sobrellevar un gol anulado, perfectamente legal, a Diego Mateo, en una sucesión de rebotes que acabó con el balón en la red.
ATHLETIC 1 - RACING 2
Athletic: Aranzubia; Lacruz, Prieto, Karanka, Larrazabal; Orbaiz (Javi González, m. 71), Tiko; Iraola (Arriaga, m. 51), Jonan (Guerrero, m. 51), Ezquerro; y Urzaiz.
Rácing: Ricardo; Corominas, Casar, Juanma, Ayoze; Diego Mateo, Nafti; Morán (Afek, m. 89), Benayoun, Regueiro; y Bodipo (Matabuena, m. 91).
Goles: 1-0. M. 9. Jugada al primer toque del Athletic que culmina Jonan García, al borde del área, con un zurdazo. 1-1. M. 42. Balón en profundidad a Bodipo que gana por velocidad a Prieto y bate a Aranzubia. 1-2. M. 66. Disparo de Bodipo que rechaza Aranzubia con los pies y Nafti marca desde lejos..
Árbitro: Carmona Méndez. Amonestó a Orbaiz, Aranzubia, Prieto, Karanka, Diego, Regueiro, Morán, Coromina y Bodipo.
Unos 30.000 espectadores en San Mamés.
El Racing se sabe el guión y se aplica a la recitación de un fútbol sencillo y vertical que se basa en el ritmo que imponen Diego Mateo y Nafti, y en la velocidad intratable de Bodipo y Regueiro. Contra ninguna de ambas cosas tuvo recursos el Athletic, que a los veinte minutos ya se había quedado sin el balón e iba reculando hacia su área como un equipo herido.
Orbaiz y Tiko son dos futbolistas tan distintos (uno discreto y trabajador, el otro anárquico e imprevisible) que nunca se encontraron. Se diría que ni siquiera se saludaron. Diego Mateo y Nafti se los merendaron en un santiamén y llevaron el partido, con paciencia y mucho desgaste, al terreno del Athletic.
Desde que el Athletic consiguió el gol ya no volvió a oler el balón ni a divisar al portero Ricardo a menos de 30 metros de distancia hasta los estertores agonísticos del partido. Tanto era así que ante lo que caía del cielo (una cortina de agua como en los viejos tiempos), Ricardo se pasó buena parte del partido dando carreritas por los alrededores del área para secarse la humedad. Olía a gol en San Mamés, pero en la portería de Aranzubia, que vio el balón en la red en la primera exhibición de Bodipo. Hasta entonces, el jugador sevillano se había convertido en el rey del fuera de juego y en el estorbón oficial de los saques de Aranzubia. Pero cuando le metieron ese balón en profundidad, puso el turbo y comenzó el calvario rojiblanco. Luis Prieto forcejeó con el chicarrón andaluz, temió hacerle falta por ser el último defensor y Bodipo se lo quitó de encima antes de encarar a Aranzubia y batirle de un disparo seco y cruzado.
A partir de entonces, ya todo fue así. El manual del buen visitante incluye como primer mandato tener delanteros veloces que aprovechen los espacios vacíos que necesariamente deja el equipo que quiere atacar. Quizá ello explique, al mismo tiempo, los problemas que tiene el Racing para ganar en casa, donde la velocidad, con menos espacios, pierde importancia. Pero ayer valió, basto y sobró, porque el Athletic ni supo, ni pudo, frenar al Racing, que volvió a marcar en una acción similar tras una gran intervención de Aranzubia a tiro de Bodipo, que remachó Nafti desde lejos.
Al Athletic se le hundió el centro del campo demasiado pronto y quedó desabastecido. Ni siquiera encontró el ritmo necesario para encajonar al rival, una vieja arma que muchas veces da sus frutos, y exhibió una lentitud inhabitual en sus características. Con el balón siempre lejos de sus botas, con Urzaiz renqueante y asfixiado en labores defensivas (en los saques de esquina), con los extremos inhabilitados (los titulares y los suplentes) nunca dio sensación de poder con el partido. El Racing siempre creyó que lo ganaba.
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