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Reportaje:

Balcones de marihuana

Cada vez son más las personas que plantan 'maría' en sus casas, asesoradas por tiendas y revistas especializadas en su cultivo

Clara Blanchar

Geranios, ficus, crisantemos... y marihuana. Levantando un poco la vista, cualquier persona que pasee por Barcelona puede contemplar la abundancia de plantas de Cannabis que pueblan los balcones. Pese a ser ilegal, aunque no sea delito, cada vez son más los que plantan marihuana en casa, tanto en cultivos de interior como a la vista. En paralelo, se ha producido un aumento de comercios y publicaciones especializadas en el cultivo de maría.

Uno de los principales promotores del cultivo doméstico de marihuana es la Asociación Ramón Santos de Estudios del Cannabis (ARSEC), que desde 1991 promueve la despenalización de la compraventa de Cannabis y que se reconozcan sus fines terapéuticos. Su presidente, Felipe Borrallo, defiende su cultivo en casa, ya sea con fines "lúdicos o terapéuticos". "Se evita el narcotráfico y la delincuencia asociada a éste, supone un ahorro para los consumidores, no se consumen otras sustancias, con las ventajas sociales que esto comporta, y lo que se planta no está adulterado", argumenta.

En Barcelona hay unas 20 tiendas de semillas o 'grow shops', y en España, unas 400
En el cultivo de 'Cannabis', el hilo que separa la ilegalidad de la legalidad es muy fino

Miembros de la ARSEC explican que los primeros que se decidieron a plantar marihuana fueron personas que fumaban porros de hachís marroquí. "Pero es el peor del mundo, el más adulterado, y encima, caro", según Borrallo. Últimamente, a este colectivo se han sumado los afectados por enfermedades sobre las que el consumo de Cannabis tiene efectos positivos. "Son efectos que están probados científicamente y para algunos enfermos es un remedio barato y de calidad del que pueden disponer todo el año tras una inversión inicial de unos 275 euros", asegura Borrallo. Como ejemplo, cita los enfermos de cáncer sometidos a quimioterapia -"les quita los vómitos, tienen más apetito y pueden dormir mejor"- y los que requieren tratamientos antiespasmódicos, como los que sufren esclerosis múltiple. "En Holanda se puede comprar marihuana en las farmacia", añade.

La popularización del cultivo doméstico de marihuana ha ido en paralelo a la aparición de comercios especializados en semillas, que son legales, y productos y utensilios para cultivar maría en casa. Son los grow shops (del verbo to grow, crecer en inglés). En Barcelona ya hay unos 20, y en España, unos 400. La librería Makoki, especializada en publicaciones sobre el cultivo y semillas, y L'Interior, donde, además de semillas, se pueden comprar macetas, tierra, abonos y equipos de plantación, fueron las primeras.

"La gente cree que sólo plantan maría los rastafaris, pero hay tantos cultivadores como tipos de personas van por la calle", aseguran los responsables de L'Interior. Entre su clientela hay "desde jóvenes hasta ancianos, pasando por trabajadores de andamio y altos cargos". "Y cada vez más, los clientes son personas que no fumaban porros pero se han visto obligadas a hacerlo por enfermedad. Por aquí han pasado maridos desesperados por ver a sus mujeres, enfermas de cáncer, que no paraban de vomitar por la quimio", explican.

También hay publicaciones especializadas en el cultivo de Cannabis. Actualmente se editan cuatro. Cáñamo, nacida en Barcelona en 1997, fue la pionera. La revista salió al mercado con periodicidad bimestral, 64 páginas y una tirada de 20.000 ejemplares. Ahora se publica cada mes, tiene 132 páginas y tira 40.000 ejemplares. Su director, Gaspar Fraga, explica: "Buscábamos un efecto normalizador en torno al cultivo de Cannabis para consumo propio, se trataba de pasar de información clandestina y panfletaria a lanzar un producto que pudiera competir en el mercado en condiciones".

Fraga asegura que "la revista ha creado un estado de opinión y ha mejorado su percepción social, de forma que los lectores ya no tienen problema para abrirla en el metro y ha llegado a ser un referente en cuestiones de uso terapéutico para la Junta de Andalucía y el Gobierno vasco".

Desde las páginas de Cáñamo y desde la ARSEC se aboga por la desaparición del mercado negro de hachís, por la despenalización de su consumo y por el desarrollo del cultivo para consumo propio. "El cultivo de Cannabis tiene un efecto preventivo, porque evita que, si los camellos no tienen chocolate, los consumidores prueben otras cosas", afirma Fraga. Éste cree que el auge del cultivo propio ha comportado un descenso del 25% del mercado negro. Los responsables de L'Interior apuntan que el cultivo en casa evita a los consumidores buscar en la calle a por hachís o marihuana y, por tanto, que cometan el delito de "tenencia ilícita en vía pública".

El problema del cultivo es que, en sus distintas fases, el hilo que separa la ilegalidad de la legalidad es muy fino. Las semillas son legales; pero las plantas, no, y aun así, no es lo mismo si la planta ha florecido y tiene cogollos, es decir, la substancia denominada THC, que está calificada como droga, o no. En cualquier caso, "una simple hoja es ilegal", explica Jaume Torrens, abogado de la ARSEC, "pero no es delito. La posesión de una planta es una infracción grave contra la seguridad ciudadana y supone una multa, según la popularmente conocida como ley Corcuera, de 1992". Torrens añade: "Lo que constituye objeto de delito es el tráfico, pero es muy difícil demostrar que una persona planta para vender".

En lo que va de año, en Barcelona no ha habido ninguna incautación de plantas de marihuana, según datos de la Guardia Urbana, el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil. Sin embargo, este último cuerpo sí ha intervenido plantas en zonas rurales: 630 kilos desde el mes de enero, de los cuales 476 se incautaron en una sola actuación hace poco en Tarragona.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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