"Ese día la tolva estaba llena"

Ayer por la tarde era una jornada de maniobras en las instalaciones de Unión Naval de Barcelona (UNB), el astillero surgido tras la reconversión, a mediados de los ochenta, de la antigua Unión Naval de Levante. Se entiende por maniobras la actividad de "atracar un barco", aclara el portero del recinto mientras señala con la mirada el hormigueo del espigón de enfrente. Al fondo, de una formidable grúa amarilla sujeta al suelo por cuatro enormes patas pende una cesta con un trabajador que limpia la proa del navío Astor. Mientras tanto, a su derecha, otra grúa desembarca del Sun un bote salvavidas para proceder a su mantenimiento.

Se trata de dos grúas torre en muelle, de mayor dimensión pero muy similares a la que el 28 de mayo de 2000 tronchó la vida de José Rodríguez Bonaque, oficial de primera, cuando se volcó la cabina desde la que trasladaba una tolva, por lo que salió despedido al espigón desde una altura de ocho metros muriendo en el acto. Los jueces del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) han dictado una resolución que culpa a Rodríguez Bonaque del accidente porque entienden que era él quien debía asegurarse de si existía un exceso de carga en la grúa, que, al parecer, es lo que causó el fatídico percance.

El astillero sugiere que el obrero tenía que haber comprobado el peso del depósito

A diferencia de las grúas puente, armadas en instalaciones cerradas y dirigidas desde tierra a través de un cuadro de mandos a distancia, una grúa torre "sólo se puede gobernar desde una cabina", asegura un alto ejecutivo de UNB, que prefiere mantener el anonimato. Sin embargo, varios compañeros de Rodríguez Bonaque ven en la elevada subcontratación, uno de los sellos de identidad del sector, una causa clara de la existencia de un "cierto descontrol" en la prevención de riesgos.

Es habitual que mecánicos de Valencia, Cádiz e incluso Portugal se sumen a las tareas de reparación de los buques que atracan en UNB, como Juan Torti, un gaditano de 61 años que recuerda, mientras apura un carajillo de Magno, que el día 3 dejará la Barceloneta rumbo a las Bahamas.

La nómina de Rodríguez Bonaque, por ejemplo, no procedía de Talleres Vulcano, el nombre por el que se conoce a UNB en medios del sector, sino de Serviname, una de las empresas de servicios, junto a Barnaval y Mantenaves, entre otras, en que se troceó Unión Naval de Levante tras la reconversión.

"En nuestro sector hay muchos picos y valles de actividad, lo que nos fuerza a mantener una plantilla básica mínima", explica el ejecutivo de Unión Naval de Barcelona. El astillero tiene 40 empleados en nómina, aunque determinados trabajos requieren la presencia de más 500 personas. No obstante, "en nuestras instalaciones no entra nadie sin la suficiente formación. Esa grúa [la del obrero fallecido] estuvo manipulando durante 10 días tolvas vacías. Pero el último día, de forma fortuita, una estaba llena de granalla". La sentencia dice que la grúa izó un contenedor cargado que pesaba 4.980 kilogramos, cuando su capacidad máxima era de 2.850.