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Análisis:CRISIS EN LA EUROZONA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Mucho ruido y pocas nueces

El funeral del Pacto de Estabilidad tuvo lugar el pasado martes 25, pero su muerte ocurrió mucho antes, cuando Alemania y Francia comenzaron, a primeros de 2002, a resistirse a su aplicación. El pacto estaba aquejado por una enfermedad originaria: ningún sistema punitivo podía garantizar (en la grandeza o en la miseria, lo mismo daba) el cumplimiento de la meta de un déficit equivalente al 3% del PIB. Pero todos mantuvieron la ficción desde el comienzo.

¿Por qué? Por la sencilla razón de que era difícil modificar ese pacto al tiempo que el euro veía la luz. Y sólo un mes más tarde, en febrero, estaba sobre la mesa la propuesta de advertir a Alemania por el desborde de su déficit público, iniciativa que fue rechazada por los países miembros.

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Tanto los alemanes como los franceses se fiaron de que podrían terminar por meter en cintura el déficit. Al ver que no era posible, sigue el razonamiento, y ante la existencia de otros temas importantes en debate (Constitución Europea, por ejemplo) decidieran ir a una voladura controlada. En otras palabras: suspender la aplicación de las sanciones y por esa vía reformular el pacto.

En España, el debate, como suele ser habitual, es de buenos y malos. Aquéllos que defienden a rajatabla el pacto y la aplicación de las sanciones saben que están manteniendo una ficción. Alemania y Francia no han hecho sus deberes. ¿Por qué no los han hecho? ¡Eso no importa, todos los países deben ser iguales ante la ley adoptada!, dicen los ortodoxos, entre ellos España.

Ni Francia ni Alemania comparten la idea de que la reducción del déficit o un presupuesto equilibrado es un instrumento para lanzar la economía en una época de estancamiento. No están solos en esta posición. El economista Joseph Stiglitz tampoco cree que el crecimiento venga por esa vía. Según explica, si Clinton hubiera canalizado menos dinero hacia el recorte del déficit y destinado más fondos a la investigación y desarrollo, tecnología, infraestructuras y educación, el crecimiento potencial habría sido mayor.

Con todo, la muerte del Pacto, sin instrumento alternativo supone riesgos. "La muerte de hecho del Pacto deja un vacío en la política fiscal europea. Si bien no esperamos que la política fiscal se torne expansiva y juegue un papel activo en la recuperación, la consecuencia será que los déficit se mantendrán más elevados durante más tiempo", explican Joachim Fels y Vincenzo Guzzo, de Morgan Stanley.

El espíritu del Pacto, han dicho alemanes y franceses, sigue vivo. Si es así, será reformulado. Los que amenazan ahora con subidas de tipos están fuera de lugar. El BCE vela por la estabilidad de los precios. Sólo cuando esté amenazada, podrá elevar tipos. Ahora no toca.

El remedio de cumplir a rajatabla la ley y castigar a alemanes y franceses con millonarias multas era peor que la enfermedad de incumplir el déficit para no sofocar la recuperación. Al fin y al cabo los que estuvieron a favor del escarmiento, no tenían nada que perder. Si Alemania y Francia consolidan su recuperación, la economía española sería uno de sus beneficiarios.

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