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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Restricción de asilo

De no mediar un cambio drástico, las regulaciones que se dispone a aprobar, posiblemente este mismo jueves, la UE cierran muchas puertas a los que buscan asilo y refugio. Es cierto que muchas redes de inmigración ilegal han abusado del derecho al asilo, pero también lo es que, si quiere seguir siendo tierra de acogida a los que huyen de guerras, dictaduras y otros cataclismos humanos, y no simplemente emigran, la UE no debe retroceder frente a las garantías de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de Refugiado, que España suscribió hace ya 25 años, y otros acuerdos posteriores.

Hay unos 40 millones de refugiados en el mundo, la mitad jóvenes entre 13 y 25 años de edad, según ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados. Los 15 países de la UE registraron 6,3 millones de peticiones de asilo entre 1982 y 2002, más de un 40% de ellos en Alemania. La Unión, en su lógica búsqueda de una política común al respecto, se ha comprometido a legislar sobre esta materia antes de mayo próximo para lograr un sistema común y completo. Pero el aumento de la inmigración ilegal y los miedos a la penetración de células terroristas tras el 11-S, entre otros factores, están llevando a una legislación restrictiva. Los Quince ya han aprobado tres directivas. Pero las que ahora se debaten son las más conflictivas y las que pueden llevar a nivelar a la Unión por el rasero de los Estados más restrictivos en la materia, sobre todo en tres cuestiones: la definición del refugiado -con 15 categorías de casos en los que se puede denegar el derecho a permanecer tras el primer rechazo-; la posibilidad de expulsarlos hacia lo que la UE considere "países terceros seguros", aunque no hayan pasado por ellos, lo que contraviene la legislación internacional, y el aumento de posibilidades de detención en frontera. ACNUR, como el Consejo Europeo de Refugiados y Exiliados, se dispone a protestar contra estos planes.

Es crucial que Europa asegure un alto nivel de protección de los refugiados y exiliados, y evite que otros que no lo son abusen de ese estatuto excepcional. El excesivo celo en la lucha contra la inmigración ilegal puede llevar a desproteger a los que huyen de infiernos y que verdaderamente necesitan, aunque sea de forma temporal, encontrar países de acogida, que, en el caso de la UE siempre son más ricos.

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